La reciente sentencia fue dictada por el juez Luciano Lauría, que homologó un juicio abreviado en donde Díaz aceptó la pena de cinco años de prisión efectiva y se declaró autor de explotación de la prostitución ajena agravada por mediar engaño, violencia, amenaza y abuso de una situación de vulnerabilidad.
Los cargos fueron a partir de una causa que se inició el año pasado y que destapó la crueldad a la que fue sometida una mujer de 27 años, cuya identidad se preserva para no re victimizarla.
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El caso se tramitó en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe.
El punto de partida fue una denuncia impulsada por la propia víctima en el Centro Territorial de Denuncias de la ciudad de Santa Fe y la cual motorizó el inicio de una investigación en la Agencia de Trata de Personas con intervención de la Fiscalía Federal N°2, a cargo de Walter Rodríguez.
Captada y engañada
Según la investigación, todo se inició en mayo del 2023, cuando la víctima, mientras se encontraba en situación de calle, conoció a Díaz en inmediaciones del Club Atlético Unión. El santafesino le ofreció comida y alojamiento y la mujer aceptó, por lo que ambos subieron a un taxi y se dirigieron hasta el domicilio del hoy condenado ubicado en Monseñor Zaspe y Zavalla, en zona sur de la ciudad de Santa Fe.
Al ingresar a la casa de Díaz, la mujer fue cobijada y pasó la noche sin imaginar que al día siguiente llegaría el inicio de un martirio sexual que duraría por lo menos tres meses en tener su fin.
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Al momento de los hechos, la víctima se encontraba en situación de calle.
Con posterioridad, la mujer comenzó a ser prostituida en domicilios particulares del centro y hoteles a los que iba acompañada por Díaz, que le tramitaba los “pases sexuales” con los clientes a través de la aplicación digital de avisos sexuales y luego se quedaba con la ganancia. Se estima que Díaz pactaba al menos diez encuentros sexuales por día y en caso de negarse a concretarlos, la mujer era golpeada por el proxeneta.
Droga y violación
El sometimiento de la mujer fue tan cruel que el proxeneta obligó a la víctima a ir hasta la casa de un amigo a buscar droga y cuando este le entregó le dijo que “nada era gratis” para luego tomarla por la fuerza, darla vuelta y abusarla sexualmente.
Tras la violación, la víctima fue hasta la vivienda de Díaz con la droga y en medio del llanto contó el aberrante hecho que le había tocado vivir.
Sin embargo, en vez de encontrar contención, fue humillada por el proxeneta y el su entorno familiar. “De alguna manera se empieza”, le dijeron a la mujer que se encontraba en pleno estado de vulnerabilidad. Inclusive, se burlaron al decirle que el abusador tenía HIV.
El fin de una historia de terror
Si bien la mujer intentó escapar en tres oportunidades de la casa de Díaz, el proxeneta siempre la encontraba o sus familiares, por lo que la víctima siguió prostituyéndose y la ganancia de cada pase se la quedaba su captor.
El fin del cautiverio culminó cuando la mujer se fue de la vivienda el 23 de julio y llegó hasta el Centro Territorial de Denuncias, ubicado detrás de la terminal de ómnibus, para denunciar la explotación sexual a la que fue sometida.
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El caso fue investigado por agentes del área de Trata de Personas de Santa Fe.
Aire de Santa Fe
El caso fue informado a la Fiscalía del Ministerio Público de la Acusación, pero al tener ribetes de trata de personas fue absorbido por la Fiscalía Federal N°2 y una semana después la casa de Díaz y su familia fue allanada y desde el lugar los investigadores secuestraron el teléfono utilizado para concretar los pases sexuales.
Díaz, en tanto, fue detenido y tres días después fue indagado en sede judicial y luego procesado por trata de personas agravada por haber mediado abuso de la situación de vulnerabilidad, violencia, amenazas, relación de pareja conviviente y por la consumación de la finalidad de explotación. La resolución judicial dispuso además que el santafesino quede en prisión preventiva hasta tanto la causa vaya a juicio.
Ingresado el expediente al Tribunal Oral Federal, el proxeneta evitó el juicio y por medio de su abogado, el defensor oficial Fernando Sánchez, pactó una condena de cinco años de prisión efectiva con la fiscal auxiliar, Florencia Álvarez.