Esta vez, el hecho ocurrió en calle Necochea al 1600, donde la policía recibió una llamada por un hombre que se encontraba en estado de crisis, exaltado y con cortes en el cuerpo.
Según relató Claudio Romano, interventor de la Unidad Regional II, el personal policial recibió un aviso por una persona que “provocaba lesiones y solicitaban auxilio policial”. Al llegar al lugar, agentes de la Brigada Motorizada observaron a través de la reja de una cochera a un hombre “a los gritos y exaltado”, que además presentaba sangrado abundante.
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“Logran acceder al lugar, tratan de calmarlo, pero esta persona lejos de acceder corre. El personal ve que emanaba gran cantidad de sangre y a los efectos de preservar la vida de él y resguardarlo, efectúa un disparo con la pistola Taser, y de esa manera logran reducirlo”, explicó Romano.
El funcionario confirmó que debieron realizar dos disparos con el dispositivo. “Por protocolo, el primero no fue efectivo. Se utilizó un segundo disparo, con el cual se pudo reducir a esta persona”, detalló.
Tras la intervención, personal médico del servicio 107 acudió rápidamente para atender al hombre, que se encontraba autolesionándose. La Policía además realizó un corte de calle para facilitar el traslado en ambulancia.
Balance positivo del uso de las pistolas Taser
Desde la fuerza provincial hicieron un balance “altamente positivo” sobre las dos intervenciones en las que se utilizaron las pistolas Taser en Rosario, la primera de ellas el pasado 28 de septiembre.
“Nosotros estuvimos dando capacitaciones sobre el uso de la pistola. El personal lo recepcionó efectivamente y se utilizó en ambas ocasiones con alto criterio. Supieron decidir en momentos críticos y difíciles”, destacó Claudio Romano.
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Además, subrayó que el uso del dispositivo permite evitar enfrentamientos físicos y el uso de armas de fuego convencionales, lo que contribuye a reducir riesgos tanto para los efectivos como para las personas involucradas.
Cómo funcionan las pistolas Taser
Las pistolas Taser son un arma de electroshock, que generan un arco electrovoltaico que pasa por el cuerpo, con mucha potencia -alrededor de 50.000 voltios de tensión-, pero con una muy baja intensidad de corriente -de 4 miliamperios-, lo que provoca el bloqueo de los músculos motores, inmovilizando a quien recibe el impacto de manera inmediata, permitiendo su reducción sin poner en riesgo la integridad física de los involucrados.