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Policiales cocaína | juicio | Santa Fe

Narcos y Umbandas: piden el juicio para la "Curandera" Saravia, procesada por el mayor secuestro de cocaína de Santa Fe

El fiscal federal N°1, Gustavo Onel, dio por finalizada la investigación que derivó en el desbarate de una organización criminal que operaba en Santa Fe y la región. El pedido fue también para el mediático santafesino, Reinaldo Wabeke.

El mayor cargamento de cocaína que tuvo la ciudad de Santa Fe no fue advertido en un control vehicular. Tampoco estuvo en manos de una banda que empleara la violencia en algún barrio de la periferia. Todo lo contrario, fue administrado por un grupo religioso Umbanda que sin imponer el miedo o regentear soldaditos armados, suministró de polvo blanco a múltiples puntos de venta de drogas de la capital provincial, la región y hasta algunas provincias limítrofes. Detrás de todo ello, Vanesa “La Curandera” Saravia, una mujer de 36 años que, junto con su marido, Martín Alejandro Albaristo, supieron comandar una organización narco usando un “templo” como pantalla.

Este lunes el fiscal federal N°1, Gustavo Onel, dio por cerrada la investigación y formuló el requerimiento de elevación a juicio para Saravia, Albaristo, y otras ocho personas identificadas como Álvaro Nicolas Juriol; Andrés Ángel Emanuel “Tamboreiro” Aguiló; Kevin Leonardo Arce; Guillermo Omar Paz; Leonardo Javier Rivero; Reinaldo Arsenio Wabeke; Gabriela Guadalupe Cocuccio; y Germán Héctor Dogañieri. Estos dos últimos al momento del hecho revestían la jerarquía de suboficiales de la Policía de Santa Fe.

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Para la Fiscalía, el matrimonio organizó una estructura ilícita destinada al tráfico de sustancias estupefacientes y los acusó de coordinar y desarrollar actividades de almacenamiento,  comercialización y distribución de clorhidrato de cocaína.

Para la Fiscalía, el matrimonio organizó una estructura ilícita destinada al tráfico de sustancias estupefacientes y los acusó de coordinar y desarrollar actividades de almacenamiento, comercialización y distribución de clorhidrato de cocaína.

Todos quedaron ligados a una investigación que realizaron los agentes de la Unidad Investigativa Antinarcóticos I que luego de tres meses de llevar intensos trabajos de observaciones, inteligencia y demás tareas complementarias, lograron desentrañar el modus operandi de la “Curandera” y el resto de la banda. Tal fue eficaz el trabajo de los agentes antinarcóticos que el propio fiscal Onel destacó la labor de quien se encontraba a cabo en ese entonces de la dependencia policial: el subcomisario Martín Oliva. “Su desempeño y profesionalismo puestos de manifiesto, no pueden menos que ser destacados”, valoró el representante del Ministerio Público Fiscal.

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El caso comenzó a ser investigado en agosto del año pasado luego de una serie de datos que apuntaron de lleno a la actividad criminal que desplegaba Saravia junto con su esposo. Por medio de trabajos de vigilancia y filmaciones, los agentes del área lograron determinar cómo operaba la banda; en cuantas oportunidades despachaban cargamentos de drogas a otras localidades y de qué forma lo hacían.

Tras tres meses de investigación, el 7 de noviembre del 2019, mientras la ciudad palpitaba la final de Colón con Independiente del Valle por la final de la Copa Sudamericana, un total de siete allanamientos lograron sorprender a los integrantes de la organización y además secuestrar autos y camionetas de alta gama, importantes sumas de dinero, en pesos y dólares, y como broche de oro: el hallazgo de 143 kilos de cocaína fraccionada en distintos trozos.

Bolsos, pasamos y viajes

En el requerimiento presentado ante el juez federal, Reinaldo Rodríguez, el fiscal Onel describió un total de ocho maniobras clandestinas que fueron advertidas por los investigadores en sus respectivos puestos de vigilancia. Las mismas tuvieron como eje central la utilización del templo donde se predicaba la religión Umbanda, en San Jerónimo al 7800, una vivienda de San José al 10.400, una cochera de calle Los Ceibos al 10.400 y una suntuosa casa del barrio Guadalupe situada en Echagüe al 6900 que fue alquilada por la agente policial Cocuccio.

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Echagüe al 6900. La vivienda fue alquilada el 5 de agosto del 2019 por el plazo de un año. Allí se hacían parte de las operatorias.

Echagüe al 6900. La vivienda fue alquilada el 5 de agosto del 2019 por el plazo de un año. Allí se hacían parte de las operatorias.

“Todos estos traslados y reuniones tenían como denominador común el domicilio de calle Echagüe, desde el cual egresaban los imputados cargando bolsos, cajas y demás elementos que eran distribuidos entre los distintos domicilios e incluso trasladados hasta la terminal de ómnibus de esta ciudad”, destacó Onel.

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El representante del Ministerio Público Fiscal, destacó la utilización de automóviles y pick up que usaban los miembros del grupo para trasladar, por medio de valijas y bolsas, los estupefacientes desde una vivienda hacia otra o simplemente utilizar los coches como depósitos de almacenamiento de la droga.

A modo de ejemplo, el fiscal detalló que el 13 de septiembre del 2019, los agentes encubiertos vieron trasladarse a Paz y Aguiló desde la casa del barrio Guadalupe, con un bolso de grandes dimensiones, hasta la terminal de ómnibus de Santa Fe para que el propio Paz suba a un colectivo de línea con destino a la ciudad de Rosario.

Ese tipo de maniobras fueron advertidas en más de una oportunidad hasta que el 6 de noviembre los investigadores lograron detectar un hecho que hizo precipitar la investigación y así solicitar una serie de allanamientos, los cuales se confeccionaron durante la madrugada del día siguiente y se concretaron a partir de las 7 de la mañana.

El quiebre

Con un total de siete procedimientos autorizados por el juez Rodríguez, los investigadores entraron en la vivienda de barrio Guadalupe, al templo Umbanda y la casa de San José al 10400, entre otros domicilios y lograron apresar a varios de los investigados. Pero donde estuvo centralmente la cuestión fue en la cochera de calle Los Ceibos, ya que allí, la noche anterior los investigadores pudieron observar cómo los miembros de la banda trasladaron en autos y camionetas bolsas de residuos con elementos dentro y bolsos de grandes dimensiones.

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Gustavo Onel, fiscal federal cargo de la investigación.

Gustavo Onel, fiscal federal cargo de la investigación.

Allí, los antinarcóticos encontraron los elementos que evidenciaron la actividad narco que desarrollaban detrás del templo evangélico. Un total de 143 kilos de cocaína que se encontraban en el interior de una Ford Ranger y el Jeep Patriot: todas acondicionadas en 29 panes de forma rectangular envueltos cada uno de ellos en papel metalizado (dentro de la Ranger) y en 121 bolsas de nylon traslucidas (en el Jeep).

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Pero no solo encontraron estupefacientes ese día, sino que en la misma Ranger fue hallada en una bolsa de papel de color verde, una suma de dinero por $232.195, mientras que en una mochila de símil cuero había U$118.734. En tanto, en otra bolsa los pesquisas encontraron otros $76.500.

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La cocaína de la Curandera estaba repartida en dos camionetas.

La cocaína de la Curandera estaba repartida en dos camionetas.

Finalmente, en el Jeep, lograron hallar una prensa hidráulica de color azul y negra junto con palas metálicas, que se presume eran utilizados por la banda para acondicionar el material estupefaciente.

Una policía y un mediático

Dentro del pedido de juicio, el fiscal consideró acusar a Cocuccio como quien “facilitó” el inmueble de calle Echagüe a la organización tras gestionar el alquiler con una inmobiliaria y pagar por adelantado un año de contrato por un monto total de 420.000 pesos. Tal operación causó una gran sospecha en los investigadores ya que la misma agente policial, al momento de alquilar la vivienda, percibía un salario de menos de 25 mil pesos mensuales.

Además, el funcionario judicial le achacó a la policía el posible enriquecimiento ilícito ya que adquirió, el 22 de mayo del 2019, una camioneta marca Toyota Hilux, dominio OPF-166, modelo 2015 por un monto declarado de $440.000, cuyo valor de mercado oscilaba (al momento de la imputación) en la suma de $1.100.000. No obstante, la agente compró en octubre del 2019 moneda extranjera por un monto de $63.000.

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Wabeke, en el furgón de traslados tras tras ser indagado en el juzgado

Wabeke, en el furgón de traslados tras tras ser indagado en el juzgado

Finalmente, el pedido de juicio también alcanzó a Reinaldo Wabeke, el viudo de Adelfa Volpes, por haber quedado ligado a la banda tras haber tenido en su poder, en la vivienda de San José al 10400 donde residía (en la que fue detenida también Saravia y Albaristo) unos 491 gramos de cocaína y varios elementos que lo vincularon de lleno a la pesquisa.

Tal vinculación se dio luego de que el mediático santafesino fue detenido en la autopista, el 8 de abril pasado, con cinco kilos de cocaína cuando iba a bordo de un Citróen Picasso por la autopista Rosario-Santa Fe. Tras ese procedimiento, Wabeke quedó detenido y se le formó causa en Rosario. Mientras que en Santa Fe el fiscal Onel lo ligó a la banda "narcoumbanda" tras detectar que días previos a su detención en la autopista fue visto salir de la vivienda de calle San José al 10400.

Seguidamente, esa vivienda fue nuevamente allanada y del interior, los pesquisas encontraron cocaína y demás elementos que lo asociaron a Saravia. Y más aún, cuando se develó que el mismo visitó a la líder espiritual en la cárcel de Mujeres de Rosario tres fin de semanas seguidos antes de su detención en la autopista.