La hora de la cena era un momento especial. La soledad de la cárcel calaba profundo. Entonces, para apagar ese vacío, Nahuel Novelino, un narco oriundo de Venado Tuerto, que está preso actualmente en el penal de Rawson, se contactaba con su novia de entonces, Lucía Uberti, que también estaba presa por delitos pesados, como la organización de atentados contra edificios judiciales. Mientras cenaban, cada uno en su pabellón, se veían y charlaban por videollamada.
Esa relación amorosa era lo menos importante. Porque, con el smartphone, Novelino manejaba el negocio de la venta de drogas, con más de 30 personas, según la investigación del fiscal federal Javier Arzubi Calvo, y también otros emprendimientos que se cruzaban con el delictivo, como la venta de ropa con un local en Rosario, en Paraguay al 2600, donde no sólo se comercializaban remeras y pantalones sino también se cobraban deudas del negocio narco.
Novelino podía seguir con sus emprendimientos en la cárcel, donde no tenía restricciones, salvo estar encerrado en un pabellón, primero en Piñero, y ahora en Rawson.
La historia criminal de Novelino tiene varios capítulos. Su base era Venado Tuerto, donde era uno de los referentes de la venta de drogas, pero además un joven que usaba la violencia para imponer su negocio. El fiscal Arzubi Calvo sigue los pasos de este muchacho desde hace tiempo. Intentó incendiar la sede del MPA en esa localidad y amenazó al intendente de Venado Tuerto Leonel Chiarella.
En esta historia también aparecieron otros engranajes, de otros ambientes, como el exfiscal Mauro Blanco, que le compraba drogas a Novelino, y terminó destituido. El nombre de Blanco apareció en una conversación que protagonizó Novelino, cuando estaba está preso en la cárcel de Piñero. El narco le preguntó a su pareja, según la escucha: "A qué fiscal le dista plata?". La mujer respondió: "Blanco, Blanco, Blanco...".
Luego, Novelino fue trasladado a la cárcel de Resistencia. Se descubrió un plan para atentar contra la casa del intendente de Venado Tuerto, Leonel Chiarella, que se habría pergeñado, según la investigación, desde el penal federal de Chaco.
Novelino, de 32 años, fue detenido por primera vez en 2016, por delitos menores. Su carrera delictiva la hizo desde la cárcel, sobre todo en materia de venta de drogas. “En la figura de este joven se ve claramente cómo el sistema los convierte en criminales más pesados”, explicó a AIRE el fiscal Arzubi Calvo.
Por ejemplo, en la cárcel de Piñero conoció a Lucía Uberti, de la banda de Los Monos. Ella estaba alojada en el penal de mujeres. Se conocieron a través de los contactos por teléfono y a partir de allí comenzó una relación sentimental. Uberti está condenada a 20 años de prisión por los ataques contra el Centro de Justicia Penal y residencias de jueces, que planeó en 2018 por orden de Ariel Cantero, líder de Los Monos.
Según la investigación de Arzubi Calvo, las comunicaciones entre Novelino y Uberti de solo un mes abarcan 5200 páginas de transcripciones de escuchas telefónicas. Estaban conectados todo el tiempo, como si fuera un Gran Hermano de a dos. La conexión llegaba a tal punto, que cenaban juntos, unidos por las imágenes de sus teléfonos, cada uno en su pabellón. Usaban Whatsapp como por otras redes sociales como Snapchat y Facebook Live.
Según la investigación de la Justicia federal, la pareja usaba de pantalla un negocio de venta de ropa ubicado en Paraguay al 2600, en Rosario, al que se acercaban a pagar clientes que les compraban drogas.
Por temor a los robos, la pareja había instalado en el local, denominado 24/7, cámaras de vigilancia que controlaban desde prisión a través de sus teléfonos. A Novelino no sólo le preocupaba la inseguridad sino también chequear quién entraba al local y cuánto pagaba. Todo lo controlaba con las cámaras de seguridad que monitoreaba con su Smartphone desde la cárcel de Piñero.
Los peritajes que figuran en la causa exponen el uso intensivo del teléfono de Novelino. Tras registrar el celular a través del sistema israelí UFED, los investigadores obtuvieron en un mes 140 chat de Whatsapp, 35.000 archivos de audio y 600 de video. Gran parte de los chats refieren a distintos ilícitos vinculados al comercio de estupefacientes como la adquisición de precursores químicos, la elaboración de estupefacientes, el traslado y la distribución de la droga, además de la compra de armas y municiones.
Uno de los proveedores de Novelino en el rubro de drogas, según la investigación de la Fiscalía federal de Venado Tuerto, era un policía jubilado que vive en Córdoba, y la exDT de fútbol femenino Ingrid Florindo, que se encuentra detenida en esa provincia. El hijo de la mujer ocupó el lugar de su madre cuando Florindo perdió el arresto domiciliario que gozaba por asistir a un recital de cumbia y publicar fotos con el cantante en Facebook.
"Esta mujer poseía una prisión domiciliaria por tener un hijo pequeño, pero perdió ese beneficio a partir de las publicaciones suyas en redes sociales tras presencial un recital de Cachumba (banda de renombre de cuarteto cordobés", señala el informe de la Justicia federal.
Novelino no está más en pareja actualmente con Uberti. Ahora tiene una relación con Carla R., quien lo visita semanalmente en Rawson, el último destino del narco venadense. Pero Novelino sigue atado a su alto perfil en las redes. “Ambos publican los mismos videos en sus cuentas de TikTok, donde exhiben los viajes en avión que ella realiza a Rawson y grandes cantidades de dinero”, señala la investigación. Al igual que lo hizo con Uberti, Novelino instaló un negocio de ropa en pleno centro Venado Tuerto llamado “Mambo Black”. La encargada es Carla R., y como ocurría en Rosario, “comercializan ropa presumiblemente de marca apócrifa y estupefacientes”.
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