El miércoles 27 de abril, en un allanamiento en Avellaneda al 4500, donde vive y fue detenido Máximo “El Viejo” Cantero, fundador de la banda de Los Monos, la Policía secuestró 8.000 kilos de alimentos y 137 cajas con comida y víveres del Plan Cuidar, que depende de la Municipalidad de Rosario. Cuatro días después, el domingo 1º de mayo, las oficinas de la Secretaría de Desarrollo Social de la Intendencia fueron incendiadas de forma intencional, según informó este viernes la Fiscalía de Rosario en base al resultado de una pericia de los Bomberos Zapadores.
A esta secuencia de hechos llamativos se suma que este viernes, tras tres jornadas de audiencias en el Centro de Justicia Penal, Cantero y su pareja Rosa Montero, junto con otros 20 miembros de Los Monos, quedaron en prisión preventiva por orden de la jueza Valeria Pedrana. Se sumó otro capítulo: la Policía ambiental secuestró unos 30 cerdos, perros, gallos y caballos que estaban siendo maltratados en la chacra que Cantero tiene detrás de la casa de Avellaneda al 4500. Los vecinos del barrio se indignaron cuando la Policía se llevaba los chanchos, porque cada tanto recibían, según dijeron, carne de los animales que faenaba el fundador de Los Monos.
Una de las imputaciones contra El Viejo y Montero fue por administración fraudulenta y maltrato animal. En esa casa de dos plantas de Avellaneda al 4500 funcionaba, hasta el miércoles pasado, un comedor “comunitario” que lo manejaba Montero. Ese “comedor” o merendero no figura en los registros de la Municipalidad, según señalaron fuentes de la Intendencia, pero allí aparecieron las 137 cajas del Plan Cuidar.
En la investigación judicial que llevaron adelante los fiscales Valeria Haurigot, Franco Carbone y Gastón Ávila se comprobó que esos alimentos y las cajas del Plan Cuidar estaban destinados a la asociación civil “El Ceibo-Manos que trabajan”, cuyo presidente es Leonardo Enrique Pucheta y su tesorera es Cintia Macarena Berón, quienes están imputados.
Los Pucheta tienen una relación con el crimen organizado desde hace mucho tiempo. Varios integrantes de ese clan, a los que apodan “Comegatos”, que viven en el Bajo Ayolas, en el sur de Rosario, fueron asesinados. Algunos alfiles de Los Comegatos se habían aliado a Ariel Segovia, conocido como Tubi, que fue asesinado en la cárcel de Coronda.
Los Pucheta se ganaron ese apodo porque uno de los miembros del clan fue quien en 1996 le mostró al periodista porteño Julio Bazán de Canal 13 cómo asaban esas mascotas a la parrilla, en plena crisis del menemismo. Desde ese momento, tras la trascendencia que adquirió la noticia, que para muchos fue una fake news, a los Pucheta les llaman “Los Comegatos”, un clan que está ligado a los Cantero desde hace décadas. La relación más fluida siempre fue con El Viejo, que maneja el bufet del club de pescadores muy cerca de donde viven los Pucheta.
En el municipio señalan que es probable que la asistencia que estaba dirigida a la asociación civil “El Ceibo-Manos que trabajan” terminara en la casa del fundador de Los Monos. Leonardo Pucheta y su mujer manejan además una huerta comunitaria en Bajo Ayolas y ahora, tras la sucesión de hechos que ocurrieron, en el municipio empezaron a recordar movimientos extraños que protagonizó esta familia a fines de 2021 cuando realizaron piquetes con quema de cubiertas para reclamar alimentos.
Lo llamativo es que si los Pucheta están identificados como un clan familiar ligado al narcotráfico, tengan una asociación civil que recibe alimentos del Estado municipal. “No podemos hacer un seguimiento de cada partida que se da a una organización. Es imposible controlar si esa mercadería se vende o se va para otro destino”, señaló una alta fuente de la Intendencia.
Lo que se detectó fue que las cajas del Plan Cuidar terminaron en la casa de Cantero en el barrio Vía Honda, uno de los más pobres de Rosario. La casa de El Viejo, que tiene dos plantas y es de material, está en la entrada a la villa, donde el paisaje arquitectónico conjuga casas de ladrillos huecos con ranchos de chapa. Las calles son de tierra y las zanjas tienen un olor nauseabundo.
Casi todos los días, los vecinos del barrio van a buscar comida a esa vivienda, donde había un cuadro de Al Pacino en el papel de Tony Montana en la película Scarface. “A nosotros nadie nos pregunta nada. Vamos y nos dan la comida”, apuntó una mujer que tiene cinco niños y vive a dos cuadras del comedor narco.
Los planes de “asistencia social” de los Cantero no son nuevos. Cuando comenzaron a crecer y ganar terreno y dinero dentro del narcotráfico, era costumbre en el barrio Las Flores que los cumpleaños de 15 de las adolescentes los financiara la familia de Los Monos, o cuando algún vecino tenía una emergencia, como alguien enfermo, los Cantero ayudaban a nivel económico a los parientes.
En la audiencia del jueves, luego de que los imputados escucharan y vieran las pruebas que habían recolectado los fiscales, el abogado de Pucheta, David Villada, hizo visible su indignación al preguntarles a los fiscales si alguna vez habían tenido hambre. “Cuestionan la integridad de personas que hace nueve años que ayudan a la gente. Hay diez comedores detrás de la asociación civil El Ceibo”, afirmó.
El problema que aflora ahora es cuando Los Monos usan instrumentos del Estado, como en este caso el Plan Cuidar, para generar sus propios lazos de confianza en el barrio.
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