La Justicia unificó tres causas contra un hombre de 43 años y ordenó su inmediata detención tras comprobar un patrón de abusos en su local de masajes.
Carlos María Cialceta fue condenado por abusos en su local de Palermo.
Un tribunal porteño sentenció a Carlos María Cialceta, de 43 años, a ocho años de prisión por abusar sexualmente de tres jóvenes en su local de Palermo entre 2020 y 2022. La Justicia unificó tres causas y ordenó su inmediata detención.
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 24 lo encontró culpable en dos causas por abuso sexual simple y en otra por abuso sexual con acceso carnal. Después de la sentencia, la defensa solicitó que Cialceta continúe con prisión domiciliaria hasta que la condena quede firme.
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Los investigadores comprobaron que el masajista ofrecía promociones, generaba confianza con sus clientas, las aislaba en una sala privada y luego las agredía. A pesar de denuncias previas desde 2020, la Justicia no había impedido que siguiera atendiendo en su local cercano a Plaza Armenia, incluso en los meses previos al juicio que comenzó en mayo.
La declaración de una víctima identificada como “V” resultó determinante en el proceso. Ella denunció que Cialceta la atacó el 5 de abril de 2022, durante su tercera visita al local “Freedom”. El acusado la convenció con un voucher y la promesa de una técnica “ayurvédica”.
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“V” relató que el masajista esperó a que el local quedara vacío, la llevó a una sala apartada y la tocó en sus partes íntimas mientras ella permanecía paralizada por el miedo. “Estaba aterrorizada, tenía terror de levantarme o gritar y que él me hiciera algo peor”, contó. Tras huir del lugar, buscó ayuda de su psicóloga y comenzó un tratamiento psiquiátrico por estrés postraumático y ansiedad.
Las víctimas denunciaron que, además de los abusos, sufrieron un proceso judicial desgastante. “V” describió el recorrido como “desgastante y frustrante”, con pericias invasivas, ataques de ansiedad y el miedo de volver a cruzarse con su agresor, quien incluso abrió otro local cerca de su trabajo.
En el juicio, que se extendió de mayo a agosto, las denunciantes relataron tanto los ataques como las dificultades de enfrentar a la Justicia. “Te hacen sentarte en el banquillo y te vuelven a hacer sentir chiquita, vulnerable y sucia. Todos los recuerdos vuelven”, afirmó “V”.
La joven cuestionó la calificación legal de su caso, que pasó de abuso sexual gravemente ultrajante a abuso sexual simple, mientras que en otra denuncia se mantuvo la figura de abuso sexual con acceso carnal.
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Aunque la defensa intentará reducir la condena en Casación, “V” expresó un alivio parcial: “Aún no sé bien si esto es justicia o no, porque nadie me devuelve estos años. Pero tengo la certeza de que no va a volver a abusar de ninguna mujer más. Y eso para mí es una batalla ganada”.
También criticó el accionar judicial: “Todo por un sistema que, en vez de acompañar, busca que desistas por hartazgo y frustración”.
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