Si te tomás un té porque el café es demasiado fuerte para vos, hay algo que deberías saber: la teína y la cafeína son, en realidad, la misma molécula. Efectivamente, eso significa que ¡son lo mismo! ¿Qué quiere decir esto?
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Aunque las implicaciones no son tan sencillas, podemos decir, sin lugar a dudas, que si una te afecta, la otra también. Entonces, ¿por qué tienen distinto nombre? ¿De dónde salen? ¿Y qué más necesitas saber sobre ellas? Hoy verás todo sobre la cafeína.
La cafeína es un componente producida por las plantas del grupo de los alcaloides. Estas tienen como función proteger a la planta de diversas maneras. La cafeína es una sustancia psicoactiva y estimulante que afecta a los receptores de adenosina en mamíferos. También tiene un efecto insecticida e impide la germinación de semillas de otras especies competidoras.
Todos estos compuestos tienen otras sustancias que le confieren otras propiedades distintas. Por ejemplo, el café tiene ácido cafeínico y el té teofilina. Además, depende de la preparación, básicamente, pero proporcionalmente el café es de donde más se aprovecha. De hecho, aunque la cafeína es relativamente sencilla de sintetizar, a nivel de laboratorio, se extrae tanta del proceso de descafeinación, que no se suele producir de forma artificial.
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En nuestro cuerpo, la cafeína tiene un efecto diurético, estimulante del músculo cardíaco, estimulante del sistema nervioso central, relajante muscular suave y estimulador de la secreción del ácido gástrico. Pero si nos pasamos, podemos llegar a sufrir una intoxicación aguda de cafeína. Entre sus síntomas encontramos el insomnio, nerviosismo, excitación exacerbada, la cara rojiza, un aumento de la diuresis (y de micción) y problemas gastrointestinales.
Uno de los más importantes está relacionado con el corazón. Hasta donde sabemos, la cafeína no causa problemas cardíacos, sino que podría ayudar a reducir algunos de estos. La creencia de que podría resultar peligroso viene del incremento en el ritmo cardíaco debido a la cafeína, pero es una irregularidad muy leve y que no da problema alguno a excepción de las personas con problemas de hipersensibilidad.
El café podría ayudar a combatir el cáncer de endometrio, el cáncer de mama o, incluso, el de colon (o, al menos, ayuda a aumentar la esperanza de vida de estos pacientes). También existen indicios de que el café ayuda a reducir la incidencia de diabetes. En definitiva, el café ya no es la sustancia dañina por la que se tenía hace un par de décadas.
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