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Sociedad

Un bonaerense tatengue

Adriel Camola Ballesteros es un fanático muy particular: se hizo hincha de Unión viviendo en San Isidro, Buenos Aires, y sin tener un familiar que comparta el sentimiento. ¿Por qué Unión? La respuesta es inocente y cargada de ternura: fue un capricho de niño. A los 9 años, prendía la televisión para ver qué partidos daban y enganchaba siempre los partidos del Tate.

Adriel Camola Ballesteros es un fanático muy particular: se hizo hincha de Unión viviendo en San Isidro, Buenos Aires, y sin tener un familiar que comparta el sentimiento. ¿Por qué Unión? La respuesta es inocente y cargada de ternura: fue un capricho de niño. A los 9 años, prendía la televisión para ver qué partidos daban y enganchaba siempre los partidos del Tate.

La realidad, es que sus papás querían que él sea de Boca, como ellos. Pero a Boca solo lo conocía por la radio y repeticiones, mientras que se encariñó con el club santafesino que veía siempre en la pantalla. Allí empezó el amor.

Cuando Unión desciende a la B Nacional y nos toca esa fatídica temporada que casi nos vamos a la Metro, ahí me di cuenta que me iba a tener que revelar contra mis viejos y blanquearles que era de Unión. Se lo tomaron bien dentro de todo. Lo que no esperaban es que me pique ese fanatismo de que si Unión jugaba en Buenos Aires yo me iba a verlo.”

Viajar a la capital santafesina

Cuando terminó el colegio y consiguió trabajo haciendo fletes para una distribuidora de lácteos. Lo poco que cobraba lo gastaba para venir a Santa Fe a ver a Unión de local. “Debutó” alentando de local en la primera fecha de la temporada 2010/11 cuando el Tate le gano 2 a 0 a Deportivo Merlo con goles del Pata Avendaño y el Flaco Quiroga. “Ese torneo me habré perdido cuatro partidos nomás, cinco como mucho… Viajé para todos los demás y justo fue la temporada que ascendimos con Frank Darío Kudelka, asique fue festejo doble para mí.”

Viajar implica toda una logística. Uno labura acá, se tiene que organizar. Yo me tengo que pedir días y pasarlos por vacaciones. Me tengo que alejar de gente a la que quiero mucho, y eso a uno le duele. Es la parte fea, por así decirlo, de viajar tanto. Son contratiempos propios de vivir lejos de Santa Fe. Pero cuando terminó mi pelea con la enfermedad que padecí me prometí disfrutar la vida como nunca. Y para mí esto es disfrutarlo, ir a ver a Unión. Si me pierdo ir a un partido me lamento toda la semana.”

Relatar

Actualmente trabaja en un par de programas radiales deportivos, participando en transmisiones de fútbol y cubriendo equipos porteños. “En estos vaivenes de la vida que me permite cumplir sueños puedo decir que ya tengo un nuevo sueño en la mira: poder armar un equipo para transmitir la campaña de Unión, o, al menos, relatar un partido del Tate.”

El lado difícil de la vida

En febrero del año 2017 le diagnosticaron cáncer de colon, la misma enfermedad llevó su papá. Pasó ocho meses dando una pelea a vida o muerte. Se operó y cuando iba a volver al ruedo, los médicos le recomendaron comenzar quimio.

“Fue un baldazo de agua fría. Yo quería el alta ya, quería mi vida normal. Y la verdad que lo más difícil de esos meses fue esperar que terminen las sesiones de quimioterapia para volver a viajar a Santa Fe a ver al club de mis amores. Igual, en el medio, por suerte la oncóloga se puso la diez y me corrió una quimio de fecha para que pueda ir a Sarandí a ver el partido por Copa Argentina contra Lanús. Encima, esa noche ganamos. A Santa Fe volví el día que le ganamos 2 a 0 a Godoy Cruz. Todavía me emociono cada vez que me acuerdo el momento en que volví a entrar al estadio 15 de Abril después de todo lo que pasé.”

El último octubre, Adriel recibió la maravillosa noticia de que tenía el alta.

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