Como en “El Resplandor”, un hombre vivió más de tres meses solo en un hotel vacío durante la pandemia
Will Whelan, gerente del Hotel Royal Country en la ciudad británica de Durham, vivió durante tres meses en los espacios de un hotel con 150 habitaciones, un gimnasio lleno de sofisticados aparatos, amplios salones de recreación, una elegante pileta climatizada con hidromasaje y una eterna soledad.
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Whelan decidió instalarse en el hotel desde el momento en el que se inició la pandemia el pasado mes de marzo de 2020 y, mientras los gobiernos y farmacéuticas se ocupaban por hallar la pronta vacuna, este hombre solo pensaba que alguien debía ocuparse del mantenimiento y resguardo de este hotel cuatro estrellas, declarado patrimonio local.
En medio de una totalidad de reservas canceladas y la clausura de los alojamientos para uso turístico en toda Inglaterra, Whelan llegó con sus valijas y se registró a sí mismo en la recepción. En recientes declaraciones a la BBC, este hombre admitió: “Ya me había quedado antes, pero nada como esto. Estar aislado aquí podría ser una bendición para algunas personas. La primera noche fue excitante, como cuando uno va a un hotel por primera vez”.
Sin embargo, este gerente no estaba de vacaciones, ya que cuatro veces al día revisaba que la calidad del agua de la pileta principal fuese la indicada, así como también vaciaba dos veces por semana los 170 inodoros del hotel. Además, limpiaba cada una de las duchas, las máquinas de hielo y cada habitación tenía que estar a 16 grados centígrados para así evitar la presencia de hongos. También, una vez por semana, ponía a funcionar las 600 canillas durante al menos cinco minutos consecutivos. Todas estas acciones lo mantuvieron activo y ocupado, con lo que no había oportunidad para sentirse solo.
A pesar del trabajo arduo, el gerente del Royal Country tuvo la oportunidad de darse algunos lujos. Whelan se tomaba su tiempo para ejercitar en las bicicletas del gimnasio, entre otras cosas. “Llega un momento -después de tanto tiempo solo y fuera de casa- que lo que realmente querés es estar cerca de otras personas. Así de agradables como resultan en un principio las camas, las duchas, los telones, las toallas mullidas, las batas y las zapatillas de cortesía, después de unos meses todo te termina aburriendo”, confesó.
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