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32 años del barrilete cósmico inmortal de Diego Maradona

Un 22 de Junio de 1986, en la siesta argentina, se jugaba un partido muy especial. Argentina-Inglaterra ya era especial por el duelo de 1966 donde el seleccionado fue derrotado por 1-0, y Antonio Rattin se iría expulsado  estrujando la bandera de la Reina, pidiendo un intérprete, cubriéndose de las latas de cerveza que le lanzaban los simpatizantes locales. Animals! Diría el técnico ingles de ese entonces, Alf Ramsey, sobre el comportamiento argentino. Serían campeones del Mundo en una final con errores muy discutidos, frente a Alemania.

Pero volvamos a 1986. Argentina e Inglaterra se habían batido a sangre cuatro años antes en 1982, en una disputa política cual manotazo de ahogado de la junta militar, para recuperar las Islas Malvinas, llevando a miles de jóvenes a luchar, sin saber siquiera manipular un fusil.

El destino divino quiso que ambos conjuntos se crucen en los Cuartos de Final de México 1986, en el Estadio Azteca, estadio récord hasta el momento en partidos de Copa del Mundo -16-, que seguramente ampliará en el Mundial de 2026.

En la previa, los futbolistas mantienen en sus declaraciones previas esta línea argumental. Maradona declaró que “Argentina vino a jugar y no a matar a nadie” y añadió a unos periodistas británicos: “Creo que hay gente, en nuestro país y en el de ustedes, que está dedicada a la política, y quién mejor que ellos para resolver los problemas”, y agregó: “Nosotros somos profesionales del fútbol y buscamos la victoria. Por eso me disgusta que se insista tanto en preguntas que nada tienen que ver con este deporte”.

El DT, Carlos Bilardo, hizo confeccionar una nueva camiseta alternativa, ya que en el encuentro anterior (1-0 vs. Uruguay, Pedro Pablo Pasculli), notó que la vestimenta al entrar en contacto con la sudoración de los jugadores, se volvía muy pesada, lo que atentaba contra su rendimiento. Las camisetas confeccionadas para ese encuentro eran más livianas, de distinto material, con el escudo AFA antiguo (sin laureles, usado hasta el Mundial de 1978), y números de felpa.

Aquí, el vídeo:

 


Ya en la cancha, la neutralidad de Diego desapareció. Tras el himno, desencajado arengaba a sus compañeros. Era Maradona.
El partido había culminado su primera mitad sin goles en el marcador. La elegancia, la magia y la historia se guardarían todo para la segunda parte.

A los 6 minutos, el fútbol cambiaría para siempre. Una pelota elevada hacia atrás haría que la disputa del balón se encuentre entre Peter Shilton -1,85 metros-, y Diego Armando Maradona -1,66 metros-. Inexplicablemente, ganó el segundo, echando su mano al cielo, tirando un puñetazo a la historia, en un contexto histórico en donde los ojos arbitrales pasaban solamente en la figura del árbitro y los jueces de línea, sin VAR ni tecnologías actuales. “Fue la mano de Dios”. Quedaría para la eternidad, como La Mano de Dios. Diego pedía que se acerquen sus compañeros, para que sea más verídica la situación

Pero todo no termina ahí. Tan solo cinco minutos más tarde, dejaría para la eternidad una jugada, la jugada de todos los tiempos, Hoddle, Reid, Sansom, Butcher, Fenwick, y Shilton, quedarían sepultados para siempre, por un Maradona que los desparramó en 10,6 segundos. No hay registros en la Copa del Mundo de un jugador que gambeteó a seis jugadores como él.

Lineker descontó a los 81, Olarticoechea nos salvaría del alargue con la nuca. Pero la historia culminó con sabor a victoria. Una semana después, estos jugadores vencerían a Alemania y se consagrarían campeones del Mundo, con un Maradona fantástico, pero también, con un equipo que siempre le respondió.
Una placa se encuentra en aquel Estadio Azteca: “En este lugar se realizó el gol del siglo”,  en alusión, a este encuentro.

Aquí, los dos goles:

 

 

Fuente: Aire de Santa Fe Digital

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