“Se cría y se encuentra un anfibio que viene conocido con el nombre de Ayguará. Igualmente, vive dentro del agua que fuera de ella. No abunda este animal, siendo como es perseguido, pasa lo más de su vida oculto en los pantanos o en los bosques. Es de figura y estatura de un perro bastante grande; tiene la boca apuntada y delgada; su color es un blanco desmayado que se inclina al amarillo; además de dos colmillos que ocupan los dos lados de la boca, esta se halla bien armada y proveída de una dentadura delgada y firme. Puede que este anfibio cuadrúpedo de orejas paradas sea una especie de lobo terrestre”.
Esta descripción realizada por jesuitas a través de cartas enviadas a Europa, compiladas luego por la Junta de Estudios Históricos de Mendoza y publicada en “Descripción de las provincias de Cuyo”, de Draghi Lucero, es quizá la más antigua sobre esta especie en la región, y aparece en el exhaustivo trabajo “El aguará guazú en la Argentina”.
Las apariciones o avistajes del aguará guazú, el más grande de los zorros sudamericanos y en peligro de extinción por su pérdida de hábitat natural, no son muy frecuentes, pero tampoco tan raras. Y según los especialistas, pueden ser más frecuentes aun en los meses del otoño, cuando las hembras de esta especie entran en su período de celo anual, que va de abril a junio.
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Modo de empleo
Hace dos semanas, una noche de domingo, un ejemplar de aguará guazú fue capturado por personal especializado en un barrio de la ciudad de Reconquista, por cuyas calles deambulaba desde hacía varias horas. Una vez capturado y evaluado su estado de salud, fue devuelto a su hábitat natural, cada vez más reducido como consecuencia de la expansión de la frontera agroindustrial, que ha transformado en las últimas décadas amplias zonas de territorio santafesino.
¿Qué hacer en caso de ver o encontrar un animal de este tipo? Desde la Fundación Federico Wildermuth lanzaron una campaña de concientización en redes sobre esto: ante todo, lo primero es no entrar en pánico, ya que es totalmente inofensivo para los humanos. Luego hay que comunicarse con personal entrenado para capturar al animal y devolverlo a su hábitat: para eso recomiendan llamar al 911 en caso de toparse con un animal atropellado, al 0342 155 037513 si se avista un aguará en libertad, al 0342 156 123488 si hay un ejemplar de esta especie en cautiverio.
Identikit
El aguará guazú es el más grande cánido de Sudamérica. Su nombre científico es Chrysocyon brachyurus y su nombre vulgar lobo de crín o aguará guazú, que en guaraní significa "zorro grande". Para algunos pueblos originarios como los qom y mocovíes, representa a un animal sagrado envuelto de espiritualidad, mientras que en el imaginario popular rural está asociado a la leyenda del lobizón.
Se caracteriza por su forma estilizada y por la presencia de pelos largos que forman una crin sobre el cuello y los hombros, con una coloración rojiza-anaranjada con la garganta, el interior de las orejas y el extremo de la cola blancos. El hocico, la crin y el extremo de las patas son negros.
Tiene una cabeza triangular y un hocico alargado y fino, con orejas grandes y de base ancha. Sus patas son muy largas y presentan las almohadillas de los dedos de 3 y 4 unidas, como una forma de adaptación para aumentar la superficie de apoyo y mejorar el desplazamiento en suelos flojos.
A nivel geográfico, se distribuyen en el centro y sur de Brasil, sudeste de Perú, este de Bolivia, Paraguay, noroeste de Uruguay y noreste de Argentina (provincias de Corrientes, Formosa, Chaco, norte de Santa Fe y Córdoba, este de Santiago del Estero, sur de Misiones y norte de Entre Ríos), donde viven en ambientes abiertos de pastizales y pajonales de inundación con parches de montes y palmares.
Allí se proveen de alimentos, ya que son animales omnívoros que cazan ratas, armadillos, cuises, aves y otros pequeños vertebrados e insectos, una dita que complementan con frutos silvestres.
Conservación y legislación
La destrucción del ambiente natural del aguará guazú para la creación de arrozales o zonas de cultivo de otros granos y cereales es la principal amenaza que la especie tiene en Argentina, donde tanto la captura como la caza y comercialización se encuentra prohibida en todo el territorio nacional.
Pero ese no es el único problema de conservación: otro factor muy común son las muertes o heridas graves por atropellamiento en rutas y caminos rurales, así como el comercio ilegal y su captura como mascota, a pesar de lo que establece con claridad la ley.
También se lo persigue por considerarlo una especie perjudicial para las actividades humanas al alimentarse con animales de granja pequeños como gallinas y pollitos.