Nueva York registró su mayor cifra de muertos por coronavirus desde que comenzó la crisis. Las 731 muertes reportadas este martes elevaron a 5.489 los fallecidos y ya son 138.836 los contagios confirmados.
Las funerarias también están rebasadas, y las autoridades enviaron decenas de morgues móviles o tráilers con refrigeración a hospitales y otros puntos de la ciudad para evitar que los cadáveres se acumulen sin un lugar que los reciba, como ocurrió en otros países golpeados por el virus, como Ecuador, que exhibió duras imágenes en los últimos días, especialmente en Guayaquil.
Este martes, el saldo de víctimas fue superior al que dejó el atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, una de las tragedias más importantes de las últimas décadas en Estados Unidos.
Se le suma a esto la tensa situación de las autoridades que se vieron confrontadas por las medidas para proteger a población vulnerable después de que un preso muriera en la prisión de Rikers. Michael Tyson, de 53 años, falleció mientras esperaba una audiencia por un delito no criminal.
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Hasta el lunes, 286 presos y 331 funcionarios habían dado positivo por coronavirus en las cárceles de la ciudad de Nueva York. "Necesitamos mantener la distancia social y quedarnos en casa. Muchas vidas dependen de ello", dijo el gobernador, Andrew Cuomo, que luego ordenó liberar al menos a 1.100 prisioneros.
Una ciudad devastada
Nunca la ciudad de Nueva York estuvo tan quieta y callada por tanto tiempo. Quienes pudieron recorrerla en cuarentena, dicen que se siente hasta el más mínimo sonido de la caída de un objeto al piso. Lo único que se siente son sirenas de ambulancias. Lo único que se ve son camiones refrigerantes, ambulancias y personal de seguridad.
El Central Park y los estadios más famosos se convirtieron en hospitales.
A las siete de la tarde, los neoyorquinos ovacionan desde sus ventanas a los trabajadores de salud que combaten el virus y la ciudad parece recuperar su espíritu bullicioso por un par de minutos. Cumplen el pedido de distanciamiento social.
Las autoridades locales extendieron al menos hasta el 29 de abril el cierre de escuelas y comercios no esenciales, así como la prohibición de reuniones, con multas de hasta 1.000 dólares.
Estados Unidos compara la situación con la de una guerra. La incertidumbre invade cada rincón de ese país y del mundo que no sabe en qué acabará esta historia.
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