La salvia roja es el imán natural que transforma cualquier espacio en un paraíso para estas aves.
El colibrí es uno de los animales más misteriosos.
Si alguna vez te preguntaste cómo lograr que los colibríes aparezcan en tu jardín todos los días, la respuesta puede estar en una sola planta: la salvia roja. Su color vibrante y su forma tubular la convierten en la favorita de estas aves diminutas, que no dudan en volver una y otra vez cuando encuentran este manjar natural.
La clave está en el néctar abundante que produce la salvia. Para los colibríes, es una fuente de alimento irresistible. Además, esta planta tiene una ventaja extra: florece durante gran parte del año, así que si la cuidás bien, vas a tener visitas constantes.
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Según la paisajista Mariana Villalba, el secreto está en el color: “Los colibríes perciben rápidamente los tonos rojos y naranjas, y suelen identificar esas flores como las más ricas en néctar”. Por eso, la salvia roja funciona como un verdadero imán.
Otra buena noticia es que se adapta fácil a macetas y jardines chicos. Solo necesita sol directo la mayor parte del día y riegos moderados. Es ideal para quienes no tienen tiempo para cuidados complicados, pero quieren ver a los colibríes de cerca.
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Si querés que tu jardín sea aún más atractivo, podés sumar otras flores rojas o naranjas, como el camarón amarillo o la lantana. Estas especies también llaman la atención de los colibríes y hacen que el espectáculo sea todavía más colorido.
Un tip extra: poné un bebedero o un cuenco con agua limpia cerca de las plantas. Así, las aves no solo vendrán a alimentarse, sino que también volverán para refrescarse.
