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Espectáculos Kim Kardashian | Marilyn Monroe | Met Gala

Kim Kardashian llevó el vestido de Marilyn Monroe a la Met Gala 2022

El vestido con el que Monroe felicitó por su cumpleaños al presidente John F. Kennedy fue el look escogido por Kardashian para la alfombra roja.

Kim Kardashian lleva muchos años haciendo de la Met Gala su momento. Y es 'su' momento porque es el recordatorio anual de que su relación con la industria de la moda va más allá de lo anecdótico: es una parte fundamental de su vida profesional y personal y las puertas que antes se le cerraban, ahora se le abren de par en par. Incluso las que resultaban impensables por históricas: no es la primera vez que Kim Kardashian lleva una pieza de diseño vintage, pero sí es la primera vez que lleva un vestido de Marilyn Monroe. No, no inspirado en, sino de la actriz.

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Cuando empezó a preparar el estilismo de la Met Gala 2022, Kardashian tenía claro que quería rendir homenaje a la moda y la estética norteamericana y, tal y como ha comentado en una entrevista, pensó en un personaje icónico de Estados Unidos. Como es lógico, Marilyn Monroe vino a su mente de manera casi automática: hay pocas mujeres que condensen tan bien el glamour como la mítica y desaparecida actriz, incluso a pesar de que eso le provocó la infelicidad en determinados momentos de su vida. Sin embargo, la fascinación que envuelve su persona continúa intacta y, en cierto modo, eso es otro punto de conexión con Kardashian.

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Una vez elegido el personaje, toca pensar en el look. Podría haber sido el emblemático vestido blanco, pero quizás resulta demasiado inocente para la empresaria, mucho más acostumbrada a explorar el lado sensual de la moda. Por eso, el vestido con el que Monroe felicitó al entonces presidente John F. Kennedy por su cumpleaños en 1962 parecía la respuesta correcta al dilema estético.

El vestido en cuestión fue diseñado por Bob Mackie para la casa Jean Louis. El vestido está bordado con más de 2500 piedras individuales y ostenta el récord de ser el vestido más caro del mundo: fue adquirido por el museo Ripley's Believe It or Not! en 2016 por casi 5 millones de dólares.

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Al parecer, cuando le dieron el vestido (algo que sucedió entre grandes medidas de seguridad para conservar lo mejor posible la pieza), a Kardashian no le quedaba bien, lo que la llevó a tomar una decisión: bajar de peso para que la prenda le quedase perfecta; un reto que ha cumplido aunque no todos a su alrededor confiasen en que pudiese conseguirlo. Pero si algo ha sabido hacer Kardashian a lo largo de estos años, es demostrar que cuando se propone algo, no para hasta conseguirlo.

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Teniendo una prenda tan, tan especial entre manos, el resto del estilismo no debía eclipsarlo. Por eso, ha escogido un abrigo blanco como único complemento, junto a un tirante rodete platinado.