La honestidad interpretativa y la creatividad de Alejandro "El Bocha" Sokol, recordado vocalista de Las Pelotas y miembro fundador de Sumo, son dos de los principales ejes sobre los que se construye la primera biografía del indómito artista fallecido en enero de 2009, poco antes de cumplir 49 años.
Se trata de "Alejandro Sokol. El Cazador", una profunda investigación de Isaac Castro, editada por Sudestada, que recorre los primeros contactos del protagonista con la música, su participación en la primera formación de Sumo, su temprana renuncia empujada por su conducta adictiva, su espiritualidad, su trayectoria de 20 años como una de las caras visibles de Las Pelotas y su trunco proyecto de banda propia con El Vuelto S.A.
Para ello, el autor debió no solo despojarse de su carácter de fan, sino que además debió sortear la tentación de sumergirse en una historia de adicciones y de vida al límite que hubiera ayudado a un suculento relato, a fines de poder echar luz en aspectos artísticos que, en cierta forma, quedaron diluidos en la historia oficial del rock ante la fascinación habitual por el personaje.
Precisamente, el carácter inasible y su particular derrotero, fuera de cualquier patrón conocido en la escena, probablemente hayan desalentado a cualquier ocasional biógrafo o analista de su figura.
"Sokol se merecía otro lugar, otro legado. Si bien se lo recuerda, su labor artística, que debería ser el motivo principal, queda siempre en un segundo plano. Siempre es el personaje encima de la obra. Era interesante pensar su carrera como músico y revisar sus grabaciones", explicó Isaac Castro.
Y añadió: "Este libro tiene el foco puesto más en su carrera musical que en su vida privada. Ambas cosas son indivisibles pero cuidé que el foco estuviera puesto en resaltarlo como artista y compositor".
Efectivamente, el cronológico relato no escapa a los coqueteos de Sokol con conductas temerarias o a su acercamiento a la religión como válvula de escape, pero sin perder de vista su andar artístico o el efecto que aquello podía tener en su obra.
De esa manera, en el libro, que cuenta con prólogo del periodista Marcelo Fernández Bitar, acumula testimonios de amigos, vecinos, conocidos y músicos que coinciden en remarcar la simpleza y la honestidad brutal del Bocha, como así también dan cuenta de los demonios internos agazapados que lo abrumaban.
Pero también aparece en esta obra el valioso aporte sonoro que hizo en el primer Sumo y la inolvidable impronta que imprimió a la famosa banda liderada por Germán Daffunchio.
"Algo que me desesperaba mucho era googlearlo y ver que había dos líneas escritas. Me parecía una injusticia con un tipo que fundó Sumo con Luca Prodan, estuvo al frente de Las Pelotas 20 años y se despidió con una banda que no pudo explotar", reveló el autor, quien aceptó que con su investigación intentó saldar una "deuda pendiente".
-¿La compleja personalidad de Sokol es el gran motivo por el cual hasta ahora nadie se había animado a elaborar una biografía?
-Isaac Castro: Algo de eso hay. También creo que tiene que ver la postura de Las Pelotas porque nunca se pronunció demasiado al respecto al fallecer Sokol. Después, creo que faltó un interés genuino en estudiar su obra o tal vez hubo un intento de minimizar su impacto en vivo, que era algo muy fuerte. Eso ha quedado solo en alguna crítica. En un momento en que hay mucha literatura de rock, me parecía un pecado que él no tuviera su libro.
- Por un lado, el libro tiene un formato periodístico a partir de la narración de hechos y testimonios. Por otra parte, se habla de su comportamiento adictivo y errático pero no hay mayores precisiones. ¿Por qué optó por ambos caminos?
-IC: Quería que fuera un texto lo más serio posible, en donde se imponga el rigor periodístico al fanatismo. Hubo una decisión que tuvo que ver con dónde poner el foco. Era muy tentador un libro sobre sus comportamientos y sus problemas de adicciones, pero sabía que si abría esa puerta me iba a meter en un relato que no quería contar, no por evadirlo, sino porque iba a caer en lo que criticaba antes de empezar. Sus problemas personales son tan conocidos como su carrera, no hacía falta que yo intervenga bastante.
- La otra tentación era caer en un relato que tuviera el foco puesto en la rica historia de Las Pelotas. ¿Cómo fue ese trabajo?
-IC: Fue difícil porque en un momento ya no sabía de quién tenía que hablar en determinado momento. Alejandro, por extensión, era Las Pelotas. Hay momentos en que pareciera que hablo solo de la banda pero la verdad es que estuvo 20 años ahí y era loco que no hablara de ellos.
-¿Quedó satisfecha esa deuda pendiente como fan?
-IC: Estoy muy contento que haya un registro lo más serio posible escrito sobre Alejandro. En segundo lugar, me pone contento que haya sido yo porque le debo mucho a Ale y a la Banda. Me crié con ellos y me dieron muchos momentos de felicidad. Lo que más me gustaría es que esto despierte las ganas de que otros hagan también libros sobre él. Mi premisa era enfocarme en la trayectoria artística. No quería que fuera un libro de chismes y anécdotas y eso sí lo logro.
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