Novak Djokovic hizo historia en Wimbledon con una actuación inolvidable y quedó cada vez más cerca de alcanzar un nuevo hito en su carrera profesional.
Novak Djokovic escribió otra página gloriosa en la historia del tenis: consiguió su victoria número 100 en Wimbledon al derrotar con autoridad a Miomir Kecmanovic por 6-3, 6-0 y 6-4 en apenas una hora y 50 minutos de juego.
El serbio, siete veces campeón del torneo, mostró una versión arrolladora ante su compatriota y quedó a solo cinco partidos de igualar el récord de Roger Federer, quien ostenta 105 triunfos en el All England Club.
"Estoy bendecido por hacer historia en mi torneo favorito", expresó Djokovic en la entrevista tras el partido. En tono distendido, también se dio el gusto de celebrar el logro con un baile junto a su hija, que siguió el partido desde su box. Esa danza se volvió un ritual en cada victoria durante esta edición.
Con 38 años y siendo el sexto preclasificado del certamen, Djokovic demostró que aún tiene cuerda para rato. Su saque fue clave: solo enfrentó un break point en todo el partido y desbordó a Kecmanovic con su potencia y precisión.
El número 49 del ranking no encontró respuestas ante el juego incisivo del múltiple campeón. Las ovaciones del público llegaron cuando Novak ganó un largo peloteo culminado con un revés cruzado desde el suelo, dejando en claro que su talento sigue intacto.
Incluso cuando el público intentó desestabilizarlo al final del partido, Djokovic mantuvo la calma. Aunque cedió su único servicio en el cierre, enseguida recuperó el control y selló el triunfo con autoridad.
En octavos de final, el serbio enfrentará al australiano Alex de Minaur, undécimo preclasificado. De seguir avanzando, todo apunta a un choque en semifinales con el número uno del mundo, el italiano Jannik Sinner, quien también viene desplegando un gran nivel.
Djokovic no pierde en Wimbledon ante un rival que no sea Carlos Alcaraz desde 2017, y su ambición sigue intacta: quiere alcanzar su 25° título de Grand Slam, algo que lo dejaría como el máximo ganador de todos los tiempos. Y Wimbledon podría ser el escenario perfecto para lograrlo.
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