El británico Bill Shankly, quien fue un histórico entrenador del Liverpool, flamante campeón del mundo, inspiró esta frase sobre el fútbol: "Hay gente que piensa que el fútbol es una cuestión de vida o muerte, no me gusta esa postura. Es mucho más que eso".
Quizá esta frase tenga sus adeptos y detractores inclinando la temática en la cual confiera su momento particular, pero en este momento histórico, cabe perfectamente para explicar lo que fue un alivio dentro del mismísimo infierno. Es que el fútbol tiene el poder de romper relaciones, pero también de poder unir a los enemigos más acérrimos. Un comercial de una cadena inglesa rememoró este acontecimiento a 105 años de haber ocurrido, generando emoción y un recuerdo sumamente grato para ambas naciones en la actualidad.
La vanidad de unos pocos, "la excusa perfecta" para el derramamiento de sangre
La Primera Guerra Mundial se llevó a cabo entre 1914 y 1918, a grandes rasgos entre la Triple Entente y Los Aliados. Europa se desangraba para redistrbuir sus tierras explotando toda su economía y maquinaria de guerra para destruir a su enemigo. El saldo que dejó la “Gran Guerra”, es de más de diez millones de muertos, 20 millones de heridos y cerca de 8 millones de desaparecidos, dejando atrás cualquier registro de conflicto bélico previo, debido a las innovaciones tecnológicas que significaron la aparición de armamentos de destrucción masivos, como la ametralladora o el gas mostaza.
La Tregua de Navidad
El contexto histórico y geográfico ubica esta anécdota en el denominado "Frente Occidental", en el año 1914. Alemania arremetió con destino a Francia, para luego poder combatir en el "Frente Oriental" hacia Rusia, algo que finalmente no sucedió por la resistencia de Bélgica a ser invadida. El 24 de diciembre de ese año, en la localidad belga de Ypres sobre las trincheras de Flandes; comenzó la denominada “Tregua de Navidad”. Las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras por orden del Kaiser Guillermo II, y luego continuaron con su celebración cantando villancicos, específicamente Stille Nacht . Las tropas británicas en las trincheras al otro lado –ubicadas a pocos metros-, comenzaron a cantar en inglés, la misma canción.
El partido que paró la Primera Guerra Mundial
Las historias que cuentan los propios soldados e investigadores que trabajaron para la FIFA, es que se firmó un armisticio de 48 horas, inclusive todo comenzó, porque un soldado inglés salió de su trinchera con un sombrero hecho a base de cigarrillos, completamente desarmado. Se repartieron algunos regalos, y un soldado escocés recibió una pelota de fútbol, lo que sirvió para unir a los alemanes (Potencias Centrales) con los británicos (Triple Alianza) en un partido improvisado.
Un soldado alemán, el teniente Neimann, contó este fantástico hecho en una carta: “Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses hicieron su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus enemigos de ayer. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro oficial en jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó.”
El homenaje por parte de la UEFA
En 2014, el Presidente de la UEFA por aquel entonces, Michel Platini, rememoró el centenario de este encuentro de fútbol colocando una estatua de un balón en el lugar del encuentro, que según indican los historiadores, finalizó 3 a 2 a favor de los alemanes –Gary Lineker, histórico capitán de Inglaterra y goleador del Mundial de México 1986, tendría razón al decir ocho décadas más tarde que “el fútbol es un deporte de once contra once, donde siempre gana Alemania-.
La tregua de Navidad no volvería a repetirse con tal magnitud durante toda la Guerra. Ambos bandos, desde sus líneas de jerarquía superiores, ordenaron bombardeos y rotación de tropas para evitar la fraternización. Los años subsiguientes marcaron a fuego y muerte la historia; pero no pudieron evitar que en aquella navidad, el fútbol pueda ser más fuerte que cualquier enemistad.
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