Pasaron 30 años. El lunes 13 de septiembre de 1993 Diego Maradona volvió a llenar un estadio sin jugar. Si ya lo había conseguido nueve años atrás, en 1984, durante su multitudinaria presentación en el Nápoli, el 10 volvió a hacerlo para su primer entrenamiento en Newell’s en Rosario.
El Leproso fue uno de los cinco equipos que tuvo el privilegio de tener a Diego Maradona. Aunque apenas jugaría cinco partidos oficiales, sin triunfos en ninguno de ellos, también sería un amor eterno, intenso y –también a lo Maradona- con un final tormentoso y abrupto, de apenas cuatro meses, hasta enero de 1994.
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El día que Diego Maradona revolucionó el fútbol de Santa Fe
Al “Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego”, inventado por los hinchas del Nápoli y apropiado por el resto de las hinchadas, la gente de Newell’s le sumó otras dos canciones, una clásica -“Vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de Maradona, todos la vuelta vamos a dar”- y otra más propia del folclore rosarino -“No quiso ir a San Lorenzo, no quiso ir a Paternal, Diego quiso venir a Newell’s, para cogerlo a Central”.
Entre los testigos que hubo ese día en el estadio del Parque Independencia, hoy llamado "Marcelo Bielsa", fue el propio Lionel Scaloni, actual director técnico de la Selección Argentina y campeón en el Mundial de Qatar 2022.
Más allá del entrenamiento a puertas abiertas de hoy hace 30 años, para el debut faltaría casi un mes. El 7 de octubre, en su primer amistoso contra Emelec de Ecuador en el Parque Independencia, Diego anotó el único gol del partido con un derechazo: sería su único festejo en rojo y negro.
De esa noche se viralizaría, mucho más tarde, una foto de un ruliento Lionel Scaloni, entonces de 15 años y jugador de las divisiones inferiores de Newell’s –debutaría en Primera en 1995-, que se sumó a la entrega de una plaqueta que le hicieron al genio.