La Justicia provincial condenó este miércoles al exboxeador y campeón del mundo por el peso wélter, Carlos “Tata” Baldomir, en el marco de la causa que lo llevó a juicio oral tras haber sido acusado por un abuso intrafamiliar cuya víctima es una de sus hijas. La sentencia fue resuelta luego un debate que tuvo su inicio el pasado el jueves y que culminó el lunes con los alegatos de las partes.
El fallo estuvo a cargo de un tribunal pluripersonal conformado por los jueces Susana Luna, Rodolfo Mingarini y Pablo Busaniche, que impuso una pena de 18 años tras considerarlo autor penalmente responsable del delito de “abuso sexual con acceso carnal, calificado por haber sido calificado contra una menor de 18 años aprovechándose de la situación de convivencia preexistente y ser ascendiente de la misma” y “abuso sexual gravemente ultrajante (reiterado) calificados por ser el imputado ascendiente de la víctima menor de 18 años”.
La sentencia se ajustó bastante a lo que habían solicitado -el lunes pasado, durante los alegatos de clausura- los fiscales Alejandra Del Río Ayala y Federico Grimberg y los abogados querellantes, Alejandro Otte y Juan Sebastian Oroño, quienes pidieron al tribunal una condena de 20 años de prisión efectiva para el imputado.
El exboxeador junto con su abogado, Martín Durando, en la sentencia. Maiquel Torcatt/ Aire Digital
El tribunal resolvió además rechazar el pedido de absolución que había solicitado la defensa del “Tata”, a cargo de Martín Durando y Gonzalo Fuente, los cuales a lo largo del debate intentaron desacreditar la hipótesis que presentó la parte acusatoria.
El juicio será recordado no solo por la sentencia sino también por los gestos que realizó Baldomir el día que se inició el debate cuando hizo movimientos intimidantes contra los fotógrafos y camarografos que se encontraban en un sector de la Sala I y realizaban la cobertura del caso.
Tras la sentencia, el fiscal Grimberg se mostró conforme por el fallo y sostuvo que “estamos conformes desde la Fiscalía con la sentencia” y aseguró que le pareció “razonable que el juicio haya sido a puertas cerradas” para así resguardar a la propia víctima.
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