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Deportes Colón | Final Copa Sudamericana |

El emotivo relato del hincha que lloró cuando sonó "Soy Sabalero" en La Nueva Olla

Darío Genolet es el hombre que las cámaras enfocaron mientras Los Palmeras cantaban "Soy Sabalero". Sus lágrimas conmocionaron al mundo y su cara se hizo viral en cuestión de segundos.

En la primera imagen que vio el mundo de Darío Genolet, el hombre se seca las lágrimas que despertó el himno “Soy Sabalero” que Los Palmeras entonaron en la final de la Copa Sudamericana. No estaba sólo, casi 40.000 almas rojo y luto lo acompañaban en el estadio La Nueva Olla y coreaban la canción que marcaría la historia del fútbol.

“Son 38 años de ver a Colón”, expresó Darío cuando le preguntaron acerca de lo que se le pasó por la cabeza en ese momento: “me acordé de los viajes, de las copas, de las finales perdidas”. Es policía en la ciudad de Santa Fe, tiene esposa y un hijo. Por supuesto, no hace falta decir que todos son "raza".

Darío viajó a Paraguay sólo en tour porque no pudo conseguir más entradas. En un principio no iba a viajar, pero su padre lo alentó. “Lo que vas a vivir vos, no lo vio nadie. Son cientos de generaciones que murieron sin ver a Colón campeón”. Esas fueron las palabras que bastaron para que saque la entrada, reserve el viaje y parta rumbo a Asunción.

Históricamente, los miembros de la familia Genolet son hinchas de Colón. “Voy a la cancha desde los dos años, nuestros abuelos, padres y tíos son sabaleros”, contó el hombre a Aire de Santa Fe.

La cumbia santafesina en su máximo esplendor en Paraguay ..“Soy Sabalero” al ritmo de @lospalmerasoficial y la multitud se emociona ⚫️

Triste, así se siente horas después de la final que no pudo ser, de la estrella Sudamericana que Colón estuvo a punto de pintar en su historia. “Fue un golpe duro, una noche de cristal que se hizo añicos”, expresó Darío y agregó que “todo esto era un sueño desde que pasamos a la final el 26 de septiembre y lamentablemente no se dio”.

Pero un resultado, aunque sea el más esperado en la historia del club, no cambia el sentimiento porque, como cantaron Los Palmeras aclamados por 35.000 almas santafesinas, “es el negro un sentimiento que se lleva de verdad y que late al compás del corazón”. “Los que siento por Colón es un amor incondicional que está por sobre todas las cosas. También amo a mi señora y a mi familia, pero lo que siento por Colón es particular”, dijo Darío y resumió el sentimiento de miles de sabaleros.

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El hombre de la cara emocionada que recorrió el mundo en unos segundos, sostuvo que no hay lugar para reproches hacia los jugadores: “Independiente del Valle empezó con mayor jerarquía y fue superior futbolísticamente”. Pero si hay algo de lo que no tiene dudas es de que “Colón es grande por la gente”. No puede creer lo que vivió desde que salió de su casa en Santa Fe, los pueblos con banderas rojo y luto, las ciudades enteras vestidas de Colón, la frontera repleta de camisetas, el centro de Asunción, los hoteles, los supermercados. “Parecía que salimos de casa y fuimos a ver el partido al Cementerio de los Elefantes”, recordó Darío.

“Fue la expresión más pura de amor hacia una bandera, una camiseta, un club, un escudo que vi en mi vida”, aseguró. “Somos Colón y este mensaje llegó al país y américa”, afirmó.

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Darío recalcó la hospitalidad de la gente en Paraguay que “nos hicieron sentir como en casa. Nos regalaban agua en el camino a La Nueva Olla y nos mojaban por el calor que hacía”. En referencia al clima, dijo que “el calor era insoportable y cuando terminó el show vino el viento y bajaron 20 grados de golpe”. Sin embargo, remarcó que “mojado o no, yo me quería traer la copa”.

Cuando llegó al hotel después del partido, Darío tenía más de 100 mensajes. Familiares y amigos le contaban que lo vieron en la tele, emocionado y cantando “Soy Sabalero” a los gritos. Ahora se prepara para regresar a casa y estar más cerca de Colón que nunca. A pesar de la derrota, el hombre de la emoción que contagió a los televidentes confía en que “se abrió una puerta y el tiempo nos va a depositar la estrella que queremos”.

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