En la cocina, hay detalles que pueden cambiarlo todo. Mezclar azúcar blanca y azúcar negra es uno de esos trucos simples que cada vez gana más espacio en las recetas de quienes buscan un resultado distinto y sabroso.
Aunque las dos endulzan, no se comportan igual al cocinar. El azúcar blanca se derrite rápido y da brillo, pero si te descuidás, se quema enseguida. La negra, en cambio, tiene melaza: se funde más lento y suma ese sabor a caramelo que le da un plus a cualquier plato.
¿Por qué mezclarlas? Los beneficios de la combinación
Cuando unís las dos, el resultado es una caramelización más pareja y controlada. El azúcar no se quema tan fácil, el color queda más intenso y el sabor se vuelve más profundo, sin llegar a ser empalagoso. Por eso, este truco es un clásico en las cocinas profesionales.
No hay misterio: mitad azúcar blanca y mitad azúcar negra. Así, conseguís el equilibrio perfecto entre brillo, sabor y color. Es un truco fácil que puede levantar cualquier plato, desde una carne al horno hasta una simple salsa.
La próxima vez que quieras sorprender con algo distinto, probá esta mezcla. Un pequeño detalle que puede hacer la diferencia y darle a tus recetas ese toque de chef que todos buscan.