Habían hecho unas prácticas de snacks en la facultad donde estudiaban Licenciatura en Alimentos, en Villa Regina, y luego de ensayos a prueba y error lograron dar con un método propio, que agrega valor a la fruta, y que superó todo lo conocido hasta el momento: unos chips de manzana, crocantes, dulces y nutritivos, como nunca antes yo había visto ni probado. La gente del lugar las llaman no sin contradicción “las papas fritas de manzana”. Es contradictorio porque no son papas sino manzanas, y porque las hojuelas no están fritas sino horneadas.
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Los primos concretaron su sueño, instalando la fábrica de sus novedosos snacks, en enero de 2018, en lo que había sido el histórico almacén de ramos generales con más de sesenta años de antigüedad, que perteneció a Mastrocola, en la ciudad de Cipoletti. Lo acondicionaron con modernas máquinas nacionales y en septiembre comenzaron a fabricar y a vender bajo la marca “Fruch” (explican que en alemán significa fruta, y la palabra suena similar a crunch, que alude a lo crocante).
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