Gustavo Cerati era, como tantas estrellas del espectáculo, un leonino 100%. Según su carta natal, nació el 11 de agosto de 1959 en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y este año hubiera cumplido 63 años.
Como buen leonino, siempre encandiló a todos con su magnetismo. En alguna oportunidad su madre contó que Gustavo encabezaba siempre las fiestas familiares y las de la escuela, donde llegó a dirigir el coro, aún siendo alumno.
El signo de Leo se caracteriza por una fuerte capacidad creativa y una poderosa pasión por lo que hace. Al estar regido por el sol, está claro que aquellos nacidos bajo este signo de fuego tienden a ser el centro de todo, y es algo innato en ellos. Es como si tuvieran un imán para captar la atención de la gente. Por eso a Gustavo Cerati no le costó ser rápidamente acariciado por las luces de los escenarios y el amor del público.
Leo nos habla siempre de una personalidad importante, viene a decir “yo soy yo”, y muchas veces los nativos en Leo pueden caer en la vanidad, la extravagancia o la exaltación del ego a niveles insoportables para los demás.
“Mi ego ya lo he juntado con cucharita varias veces, me he pegado tantos golpes internos… En general tendría que estar agradecido y eso me hace creerme menos las cosas, me doy cuenta de lo efímero que es todo. Es absurdo estar pendiente de uno. Mi vida no es tan interesante como para escribir sobre ella”, llegó a contar en una entrevista en la que mostró ese proceso de “disciplinamiento” de su ego.
Pero esa personalidad potente y esa exaltación de la identidad se ven potenciadas en Cerati por la presencia de un stellium de planetas en la Casa 1. El sol, Mercurio, Urano y Plutón agregaron una mezcla explosiva a su forma de ser.
El sol en Leo y en la Casa 1 multiplica la necesidad de reconocimiento que podía tener Cerati, la imperiosa exigencia de no pasar desapercibido por la vida, un ser poderoso y con brillo propio que le permitía ejercer liderazgos sin inconvenientes. Mercurio allí pulió su personalidad curiosa e inquieta, intelectualmente ávida de conocimiento que lo llevó a estudiar la carrera de Publicidad y desarrollar el fabuloso don de las palabras con las cuales escribió las mejores canciones que forman parte de la historia del rock nacional.
A eso se suma la influencia de Urano y Plutón, el primero haciéndolo un tipo diferente al resto, completamente disruptivo, que logró revolucionar la música y que desplegó una enorme capacidad creativa. Y Plutón, aportando una enorme cuota de complejidad a su personalidad, que se completa con un sol (su identidad) muy difícil, debido a la cantidad de aspectos inarmónicos que poseía.
Con Plutón influenciando en su personalidad, Cerati era capaz de cortar algo de raíz cuando ya no funcionaba, por eso no tuvo reparos en poner punto final al mítico Soda Stéreo cuando sintió que ya no había más nada para dar allí.
La luna en Escorpio lo hacía también muy dramático y extremo, quizás siempre fue un niño y un muchacho con una carga emocional muy potente, en cierta forma con mucha capacidad para la manipulación de las relaciones, emocionalmente dramático y extremista. Su Ascendente en Cáncer muestra, quizás, la preponderancia que pudo haber tenido el linaje materno en su vida, en particular con la potente imagen de su madre, Lilian Clarck, que nunca se despegó de su lado cuando su vida se apagaba.
Gustavo Cerati y sus parejas
Cerati llegó a tener numerosos romances, algunos más promocionados que otros y algunos más formales que otros tantos. Pero la capacidad de seducción y erotismo que desplegaba se veía ampliamente reforzada por la conjunción de Venus y Marte en su carta natal. La asociación de Venus (energía femenina) y Marte (energía masculina) hacía de sus vínculos amorosos relaciones fogosas y apasionadas.
Pese a ese caudal sensual y romántico que le daba dotes de gran amante, Cerati tenía la herida de Quirón en el ámbito de la pareja, probablemente guardando en algún lugar escondido de su psique cierto temor a sufrir el rechazo del otro, algo que un leonino no podría soportar.
Neptuno y la luna en la Casa 3, que alude a la mente y la comunicación, refleja la fantasía, sensibilidad y emoción que podía volcar sin demasiada dificultad en cada una de sus letras. “…la imaginación todo lo puede” decía su canción “Juego de seducción”, un clásico nacional.
Esa casa astrológica puede representar también el vínculo con los hermanos, y la luna allí puede hablar de cierto rol maternal de Gustavo para con sus dos hermanas. Una de ellas, Laura, una vez lo recordó con estas palabras: “Gustavo era una persona muy entusiasta, pasional, curiosa, inteligentísima, infantil y, a la vez, muy paternal, protector…” Esa es la influencia de la luna en la Casa de los hermanos.
La familia de Gustavo Cerati, el centro de su vida
La familia era su reparo, su refugio, el ámbito donde parece haberse sentido seguro. Era su centro, allí se veía potenciado gracias a Júpiter en el Fondo de Cielo. La familia de origen de Cerati era muy unida, y luego, la importancia de tener su propia familia también la pudimos advertir los fanáticos a través de su obra.
Una muestra de esto es quizás el tema “Te llevo para que me lleves”, la canción que compuso él y cantó junto a la madre de sus hijos, la chilena Cecilia Amenábar, a punto de dar a luz a Benito, el primero de sus dos hijos.
Hoy Benito Cerati se transformó en el legado vivo de Gustavo. Benito nació bajo el signo de Sagitario, signo que representa la guía, el maestro que marca el camino. Gustavo se lo marcó a Benito y Benito a Gustavo. Porque fue Benito de niño quien lanzó al aire la frase que luego su padre haría canción: “Poder decir adiós es crecer” y él recibió de su padre la pasión por la música, la única inmortal.
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