El milagro médico de Semana Santa
El menor, identificado por las iniciales R.M.B. y oriundo de la comunidad del Socorro, en el distrito de Lajas, ingresó en estado crítico al servicio de emergencias con una fractura expuesta del húmero distal derecho, clasificada como Gustilo Anderson III-A.
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Esta lesión representa uno de los cuadros más complejos en traumaotolgía, por el alto riesgo de infección y la posibilidad real de pérdida de la extremidad si no se actúa con rapidez.
Una intervención de alto riesgo
La caída había provocado una fractura completamente desplazada, con pérdida ósea y muscular, además de un desgarramiento severo del tejido blando. La lesión comprometía también el nervio cubital y presentaba restos de tierra y hojas secas en el foco de la herida, lo que agravaba aún más el cuadro clínico.
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En Perú, un niño fue operado en lo que muchos consideran un verdadero milagro médico.
El procedimiento incluyó una limpieza quirúrgica minuciosa, reducción de la fractura y fijación con agujas de Kirschner, una técnica utilizada para estabilizar huesos en pacientes pediátricos.
Gracias a la pericia y compromiso del equipo, el niño no solo conserva su brazo, sino que evoluciona favorablemente, con monitoreo constante en el hospital.
El caso generó un fuerte impacto en la comunidad y entre los familiares del menor, que destacaron el profesionalismo del equipo de salud. En un contexto donde cada minuto contaba, la respuesta inmediata permitió salvar algo mucho más valioso que un hueso: la calidad de vida de un niño con todo un futuro por delante.
“Fue un milagro médico. No descansaron, no dudaron y actuaron como verdaderos héroes de guardapolvo blanco”, expresó un familiar del pequeño.