El Padre Pepe Di Paola llegó a Santa Fe para participar de la presentación del libro “Contraluz”, de Alver Metalli, que relata "un duelo entre la vida y la muerte en barrios de gente humilde, como las villas miserias de la periferia de Buenos Aires". En una entrevista con Luis Mino y el equipo de Ahora Vengo, el sacerdote analizó el drama de las adicciones que atraviesa a toda la sociedad y que es parte de la dura realidad que enfrentan los chicos de los barrios más vulnerables del país.
El cura realiza una labor solidaria en las villas de Buenos Aires para combatir las adicciones en los jóvenes. En la entrevista, aseguró que la sociedad es "muy individualista" y que se perdió la "mirada comunitaria", que es fundamental en la lucha contra la droga. "Nos tenemos que formar para dar una respuesta en común. Si una institución piensa que lo va a resolver sola, está equivocada", sostuvo. Para él, la articulación del Estado, la sociedad civil, las capillas, los clubes y colegios, es crucial para enfrentar este desafío.
—¿Estamos más complicados que hace unos años con el tema de las adicciones?
Sí. Porque hay un desafío que es que la sociedad lo toma como un tema más y realmente tiene que ser el tema fundamental de la vida del argentino. Mientras el negocio de la droga se instala y va creciendo, no asumimos lo que está pasando en los barrios. Si trabajáramos bien, el país sería diferente. En un barrio, la capilla, el club y el colegio son fundamentales: los chicos necesitan que estas organizaciones, que en algún momento fueron fuertes, funcionen de forma articulada. El tejido social en Argentina está un poco disuelto, para ser suaves.
—¿Es desidia, ineficacia, mediocridad o es porque el negocio es tan grande, fuerte y tentador que no se puede romper el círculo?
Creo que hay un poco de todo. Lo más importante es que se ve una sociedad muy individualista. Un colegio a lo mejor no capta que puede hacer mucho más bien de lo que hace si trabaja coordinadamente con el club y la capilla del barrio. Falta esa mirada comunitaria.
Si no se trabaja en forma organizada, no se logran esos objetivos. Creo que hay una responsabilidad en la sociedad civil importante. El individualismo no es una mirada comunitaria sino personalista.
"Esto de ser soldaditos es terrible. Son pibes que están en función de un negocio que les está destruyendo la vida a ellos y a los demás", planteó el Padre Pepe.
— Los centros de recuperación en este país no existen. Si al Estado le importara, habría diez centros de recuperación en lugar de uno. Algo está fracasando.
En el 2016 pedimos desde la Pastoral de Adicciones que se declarara la emergencia nacional. El fenómeno crece rápidamente y no se dan todas las respuestas que se precisan. Los barrios nuestros son muy populosos, hay mucha gente. Los jóvenes, si no estudian ni trabajan, están a la deriva 24 horas. Ahí empieza la oferta. Hay una responsabilidad del Estado muy grande. Pedimos que todos trabajen en clave de prevención y recuperación. Muchas veces varios de los grupos que trabajan en adicciones distintos profesionales de la salud. Desde los centros barriales, lo que hacemos es considerar a los chicos que están inmersos en las adicciones como feligreses nuestros. Tratamos de no derivarlos y buscar una respuesta dentro de la misma parroquia. Así nació el Hogar de Cristo.
— Cada vez va a ser más difícil para docentes y profesores en clubes tratar a chicos en situaciones complejas. Habrá que prepararlos.
Hay dos capítulos. Uno tiene que ver con la prevención y otro cuando la droga ya llegó a los chicos. Habrá que formar a los maestros, profesores del club y a los curas. Nos tenemos que formar porque tenemos que dar una respuesta en común. Si una institución piensa que lo va a resolver sola, está equivocada.
—¿Cuánto influyó la pandemia en las adicciones?
La pandemia agigantó la desigualdad. La brecha se hizo más grande. Se perdió mucha changa, que en los barrios populares es lo que sostiene generalmente a las familias. Los jóvenes y adolescentes tuvieron mucho tiempo de ocio. Con las capillas de las villas lo que hicimos fue invertir el trabajo. Todas se convirtieron en comedores y en lugares en donde las oficinas del Estado pudieron alcanzar beneficios sociales como el IFE. También pusimos camas para ayudar al sistema sanitario si colapsaba. Ser protagonistas en un momento difícil fue una enseñanza para los jóvenes de nuestros barrios.
— En la campaña electoral se dijo que en las villas de Rosario y Santa Fe los adolescentes soñaban con ser vendedores de drogas o sicarios, al no tener nada. ¿Es así o es un prejuicio?
En general no. Es una apreciación que generaliza lo que puede ser el pensamiento de unos pocos. Los chicos lo que quieren es hacer deportes, salir con el carro, trabajar... Creo que sí, ante la falta de ofertas, puede ser que haya algunos que se plieguen. Esto de ser soldaditos es terrible. Son pibes que están en función de un negocio que les está destruyendo la vida a ellos y a los demás.Nos afecta, lo vemos. No es la mayoría de un barrio, sin dudas. Es un pequeño grupo. Pero existe y ahí es donde tenemos que trabajar. Tenemos escuelas de oficio y los invitamos permanentemente a los pibes. Necesitamos pensar juntos. Con el nuevo ministro de Educación lo charlamos.
—¿Qué sueña un pibe de la villa?
Puede soñar que el fútbol lo va a salvar y a salvar a su familia. Hay una ilusión. A veces hay una insistencia muy grande de parte de los medios que influye, para estimularlos. El deporte como algo más recreativo. Otros piensan en el trabajo que no tuvieron que, a lo mejor sí los padres o abuelos, sí tuvieron. Piensan en aprender un oficio. Pero tenemos otro fenómeno muy interesante. Otros se anotan en la universidad.
— ¿La verdadera pandemia es la adicción?
Es verdad. El Papa Francisco utilizó por primera vez el tema pandemia para describir el problema de la droga en América Latina cuando estuvo frente a la imagen de la Virgen de la Aparecida. Si la sociedad civil exige, se pueden lograr algunos cambios.
La entrevista completa del Padre Pepe con Luis Mino en Ahora Vengo:
Presentación del libro
Este miércoles 1 de diciembre a las 17.30, se presentará el libro “Contraluz”, en el marco de las “perspectivas post pandemia”. La introducción estará a cargo de Jorge Hoffmann, secretario general de ATE Santa Fe.
El acto será en el Cine Auditorio de la Asociación Trabajadores del Estado -ATE- Santa Fe, ubicado sobre calle San Luis 2854. Participará el autor de la obra, Alver Metalli, y el líder de los curas villeros José María Di Paola, conocido como el "Padre Pepe". La organización e invitación está a cargo de ATE Santa Fe, Fundación Ángel, Sindicato de la Carne y Chicos del Pueblo.
Temas
Te puede interesar