Luego de haber sido condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa y tras haber pasado más de 40 días dentro de la cárcel, los acusados se enfrenten al mayor miedo de poder perder algunos privilegios que tienen. Además, se encuentran a la espera de su separación y traslado a cárceles.
Tras 40 días de su condena, en donde cinco de los acusados recibieron perpetua, mientras que los tres restantes tienen 15 años en la cárcel, los mismos se encuentran a la espera de donde irán a ser trasladados, ya que al principio se habló de la Cárcel de Sierra Chica, donde se produjo el famosos motín.
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Ciro, Luciano y Lucas Pertossi; Máximo Thomsen; Matías Benicelli; Enzo Comelli; Ayrton Viollaz y Blas Cinalli se encuentran compartiendo la celda en la alcaldía Nº3 del penal de Melchor Romero, hasta que el juez decida que pasará con su futuro.
Aunque dentro del grupo haya internas, los rugbiers se mantiene juntos y separados del resto. Por otro lado, sus padres esperan que sean derivados a algunas de las tres unidades de Campana.
Cuál es el temor de los condenados
Mientras se encuentran a la espera de la última decisión, el miedo de los jóvenes es que los trasladen a otra unidad penitenciaria y sean separados. Esta situación podría darse en cualquier momento, e incluso Tomei no sería notificado de un cambio similar.
“Saben que pueden ser subidos a una unidad móvil y notificados en el momento de que van a ser alojados en otro penal. Eso puede suceder cualquier día, a cualquier hora. Lo último con lo que cuentan en la cárcel es con certezas”, explicó una fuente de cercanía.
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Eso da a entender que los acusados podrían ser trasladados sin previo aviso, a cualquier unidad penitenciaria, sin importar si es de manera grupal o separados.
El presente de Máximo Thomsen en la cárcel: de líder al más odiado
El grupo enfrentó a Thomsen, se pelearon, hubo piñas y debieron separarlos. El grupo le cuestiona que fue él el que más pegó, que él los “hundió” a todos por su ira irracional, que terminó esa noche con la vida que soñaban, con todo.
Además, ahora, los otros cuatro condenados a perpetua cuestionan a Máximo, y aseguran que ellos no fueron tan duros como él. Se lo reclamaron y llevaron al exlíder en una depresión.
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