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Alberto Fernández | Cristina Fernández de Kirchner | Sergio Massa

Todas las expectativas del gobierno están puestas en la estabilización de la economía

El ministro de Economía, Sergio Massa, envió el jueves pasado a la Cámara de Diputados el proyecto de ley de Presupuesto 2023, el cual dispone un fuerte ajuste del gasto público y de los subsidios económicos para distintos sectores privados.

El gobierno de Alberto Fernández deposita todas sus expectativas a que la economía alcance un nivel de estabilización antes de fin de año. El ministro de Economía, Sergio Massa, envió el jueves pasado a la Cámara de Diputados el proyecto de ley de Presupuesto 2023, el cual dispone un fuerte ajuste del gasto público y de los subsidios económicos para distintos sectores privados, como así también una suba del tipo de cambio y de las tasas de interés.

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El objetivo final de este recetario de medidas es reducir la brecha cambiaria, liberar el acceso a las divisas, salir paulatinamente del cepo cambiario y revertir las restricciones de importaciones de insumos para la producción. Según fuentes oficialistas, el giro en la política económica tiene el visto bueno de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien le dio luz verde en la reunión que mantuvo con Massa el miércoles pasado. Allí confluyeron el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el hijo de la vicepresidenta Máximo Kirchner.

La principal novedad surgida allí fue que acordaron que en el Presupuesto 2023 se incluyan fuertes recortes de subsidios económicos a sectores empresariales e industriales privilegiados, más allá de los recortes en el gas, la luz y el agua. Es un pedido del Fondo Monetario Internacional (FMI) para bajar el gasto. Sin embargo, el kirchnerismo, hábil a la hora de construir relatos, enarbolará estas medidas como una bandera a favor de los más necesitados y en detrimento de los más ricos. Son subsidios o beneficios fiscales que totalizan un 2,4% del PBI, casi como el déficit previsto en 2022. Un ejemplo son las facilidades a la industria de Tierra del Fuego, la exención del impuesto a las ganancias para los jueces, o los beneficios a directores de empresas que no pagan impuestos.

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El objetivo final es reducir la brecha cambiaria, liberar el acceso a las divisas, salir paulatinamente del cepo cambiario y revertir las restricciones de importaciones de insumos para la producción.

El objetivo final es reducir la brecha cambiaria, liberar el acceso a las divisas, salir paulatinamente del cepo cambiario y revertir las restricciones de importaciones de insumos para la producción.

Habrá que ver si el oficialismo logrará sostener el relato. Máxime cuando la inflación no da tregua: el miércoles pasado, el Indec informó que el índice de agosto pasado trepó al 7%, por lo que ya se acumula un 78,5% de suba interanual. Es probable que a fin de año se alcancen los tres dígitos, pronóstico que se repetiría el año próximo, según estiman las consultoras privadas.

El oficialismo no tiene otra alternativa que avanzar por el sendero del ajuste del gasto para asegurarse que el Fondo Monetario Internacional refinancie la multimillonaria deuda con nuestro país. Así las cosas, el panorama no se anticipa halagüeño para el oficialismo, máxime de cara al año electoral pronto a arrancar. Ante los pronósticos sombríos que anticipan una derrota en las urnas, el Frente de Todos amenaza con usar su bala de plata para obstaculizar el camino de Juntos por el Cambio hacia el poder. Se trata de la suspensión de las primarias, una herramienta clave que le resulta clave a la principal alianza opositora para ordenar el caos de sus candidaturas.

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Aunque el Gobierno insiste en que "no hay un proyecto" para eliminar las PASO, en las últimas horas se conoció el pronunciamiento de los legisladores que responden al gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, a favor de derogar las primarias. Esta postura le allana el camino al oficialismo en el Congreso si, finalmente, decide modificar la ley electoral. En efecto, con el apoyo de los cordobeses y de otros bloques aliados, además de la izquierda, el Frente de Todos contaría con la mayoría de los votos necesarios para doblarle el brazo a Juntos por el Cambio.

Por ahora, el Gobierno no moverá sus fichas: no quiere que un enfrentamiento con Juntos por el Cambio por la suspensión y/o la derogación de las primarias entorpezca el debate del presupuesto 2023, un proyecto que consideran fundamental como señal al Fondo Monetario Internacional. El oficialismo busca evitar un escenario de confrontación extrema con la oposición que termine complicando su aprobación. Sin embargo, nada descarta que, una vez cumplido el cometido, el oficialismo no intente boicotear un eventual triunfo de sus adversarios políticos, posibilidad que hoy las encuestas dan por seguro.