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Sociedad Gran Hermano |

Gran Hermano 2022 puso en discusión el consentimiento sexual: cuando no se puede decir que sí, ni que no

El episodio en el que Thiago Medina se acostó al lado de Agustín Guardia, lo besó y lo tocó mientras dormía, generó un debate público sobre el acoso sexual. Si alguien no está consciente, no hay relación consensuada. ¿La solución es cancelar o transformar las formas de relacionarse?

La escena dura menos de un minuto: Thiago Medina, el integrante de Gran Hermano, entra en la habitación donde Agustín Guardia duerme. Se acuesta al lado, lo besa, lo acaricia, lo manosea y se va corriendo. El chico no se despierta. Dos compañeros miran y se ríen, y luego Thiago sale. Varios festejan. “Cuando dormís, no hay consentimiento”, publicó en Twitter la organización Amnistía Internacional, cuando el tema estalló en las redes sociales. En el reality show ya saben de qué se trata: una denuncia por violación en España los llevó a preguntar por altavoz a quienes inician cualquier acercamiento sexual si lo consienten. Pero si uno de ellos duerme, no se puede preguntar. Y si muchos festejan, hay una práctica social naturalizada.

Decir que sí es un derecho, y jamás una imposición. Eso se trabaja en las escuelas a partir de la ley de Educación Sexual Integral. “Nosotras trabajamos desde lo pedagógico, desde la perspectiva de derechos, de conocer cuáles son tus derechos, por qué vale que vos digas que no. Otra cosa son los tiempos de lo que sucede en un programa de televisión, el trabajo en relación a la ESI es a más largo plazo y con mayor profundidad”, asegura Marina Salomón, integrante del equipo ESI provincial. La apuesta es “generar cambios en el posicionamiento de los chicos y las chicas. También saber que decir no, o no decir nada, o no haber dicho que no, o haberse quedado callada no son consentimiento. Si no hay un sí, no hay un consentimiento y mucho menos en una situación donde hay consumo de alcohol o sustancia, o donde la otra persona está dormida”.

Amnistía planteó: “GH se olvida de algo básico: el consentimiento. Y no, no es un chiste”. El humor no puede ser excusa para justificar una violencia, que puede derivar en otras de mayor gravedad.

Aquella vieja idea -machista- de que una mujer dice no, pero quiere decir sí está totalmente desterrada. En los ámbitos institucionales, como la justicia -donde está establecido por jurisprudencia que el consentimiento debe ser explícito y libre- y también -con más claroscuros- en las interacciones sociales. Y sin embargo, se suceden los relatos de chicas que sufrieron abuso sexual cuando estaban borrachas, o dormidas.

Cada tanto, vuelve a circular un video que explica el consentimiento con una taza de té. No hay ambigüedades: se quiere o no tomar el té. La reciprocidad es necesaria para vínculos sexo-afectivos sin violencia.

#EXPLICAMOS™ EL CONSENTIMIENTO (Blue Seat Studios) #videoexplicativo

En Gran Hermano no se trató de una mujer, podría refutarse. El periodista porteño Franco Torchia, especializado en diversidad sexual, publicó esta semana un twit sobre el tema: “Para la violencia machista, un presunto gay -y un gay- es automáticamente abusable. Y el abuso ‘le va a gustar’. Esa abusabilidad convierte a ese cuerpo en un cuerpo inferior, corregible y garante de 20 puntos de rating”. No se trata de cancelar a Thiago, ni de victimizar a Agustín, sino de ponerle nombre a una práctica.

“Cuando se trata de consentimiento, no hay límites difusos”, dice una publicación de ONU Mujeres de 2019, donde se estipula que jamás puede ser supuesto, debe ser explícito. Convencido, libre, informado y reversible son algunas de las características del consentimiento que describe la publicación del organismo, con datos de la Organización Mundial de la Salud donde se señala que hasta el 70 por ciento de las mujeres en el mundo ha sufrido algún tipo de violencia sexual y/o física.

¿Esto significa que toda relación sexoafectiva deba estar rodeada de formularios que acrediten el consentimiento? Por supuesto que no. Lo que importa es saber que el silencio incómodo no significa que la otra persona esté disfrutando, y que cualquiera puede arrepentirse durante una relación, aunque al comienzo haya dicho que sí.

“Por eso subrayamos la importancia de trabajarlo desde las edades más tempranas, para que se habilite el poder decir que no frente a las cosas que no me gustan o me incomodan. Eso es todo un ejercicio, sobre todo en niños pequeños, al punto de obligarles a saludar a una persona con un beso cuando no tiene ganas”, dice la educadora de la ESI. Y eso toma otra dimensión con adolescentes. “Ahí hacemos hincapié en el autocuidado, en cuidar mi cuerpo y el de las otras personas. En la secundaria subrayamos que no es no, no hay otras opciones posibles cuando una persona te dice que no”, plantea Salomón.

El eje está puesto, entonces, en el cuidado integral. “Para abordar una situación incómoda, o un acoso, porque cuando uno no está consintiendo es un acoso o un abuso, hay que hacer hincapié en el cuidado integral del cuerpo y de la salud. Es sumamente difícil trabajar el contenido en el secundario, porque también están las redes sociales, y muchos piensan que, porque una chica sube determinadas fotos, eso da el pie para avanzarla. Eso es algo que hay que revisar permanentemente”, sigue la integrante del equipo ESI provincial. Lo que considera es que un episodio como el de Gran Hermano puede transformarse “en una oportunidad pedagógica para trabajar el consentimiento”.

A Salomón le ha tocado intervenir en situaciones de escraches a chicos de parte de sus pares. Y ahí, lo importante es pensar más allá de las sanciones, en la transformación de los vínculos. “Lo punitivo tampoco transforma la forma de vida. Tenés que trabajar con los varones, porque muchas veces se refuerza el estereotipo del varón forzando a una chica o generando esas situaciones incómodas. Lo vemos mucho con los tocamientos. El desafío es trabajar sin moralizar, trabajar desde el derecho a poder decidir qué tenés ganas de hacer o no. No sirve el castigo individual, o la estigmatización del chico que lo hizo, sino poder trabajar con el grupo para que haya transformaciones reales, que se sepa que el consentimiento es algo consensuado, los dos tienen que estar de acuerdo. Y es importante que se trabaje desde la escuela, por la grupalidad”.

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