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El sexo tántrico, un camino de autodescubrimiento al placer

La filosofía de origen oriental lleva a quien lo practica a un camino de autodescubrimiento del placer a través de los sentidos. Cuáles son los mitos que rodean la práctica del sexo tántrico.

El tantra es una filosofía oriental de muchos siglos que tiene como lógica reivindicar el placer, el cuerpo, la afectividad y lo vincular. "El tantra es una práctica que te va a regalar presencia, conciencia y un poco de no tomarte las cosas tan en serio”, explica Federico Andrek, licenciado en Psicología (Matrícula 1475) y sexólogo.

Para explicar la sexualidad desde lo tántrico es necesario comparar culturas y modelos. Lo clásico para los occidentales es tomar la sexualidad y los diferentes aspectos que la rodean desde una perspectiva falocentrista que se centra en el coito, con una dictadura orgásmica en la que es necesario llegar a determinados lugares y que demanda tener una determinada cantidad de compañeros o compañeras. Un aspecto que Andrek define como la mono-norma.

En la vereda opuesta, la filosofía oriental lleva a vivir la sexualidad desde una conciencia más plena, despojada del pensamiento dual, de los juicios y normas y con más libertad. “La sexualidad se habita desde el cuerpo, a través de los sentidos, de la respiración, como una posibilidad de habitar y jugar más con el deseo”, describe el especialista.

Tantra.
 Una de las premisas para lograr el objetivo y alcanzar el placer, es jugar teniendo en cuenta que no hay necesidad de llegar a ningún lado.

Una de las premisas para lograr el objetivo y alcanzar el placer, es jugar teniendo en cuenta que no hay necesidad de llegar a ningún lado.

El sexo tántrico se contrapone a la idea tradicional: deja de lado lo dual y la distinción mente-cuerpo. Una de las premisas para lograr el objetivo y alcanzar el placer es jugar teniendo en cuenta que no hay necesidad de llegar a ningún lado. “En comparación con la mirada falocentrista, en la que solo se busca la "descarga", la sexualidad tántrica tiene un fin completamente opuesto”, explica Andrek y aclara que a lo largo del proceso todo lo que sucede, aparece o acompaña, es parte y está bien, ya que tiene que ver con la presencia y la conciencia.

"Desde este lugar se puede plantear tener ocho horas de un encuentro sexual tántrico, porque no hay nada que tenga que pasar", bromea en relación a la anécdota que protagonizó años atrás el reconocido músico Sting.

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"El tantra es una práctica que te va a regalar presencia, conciencia, y un poco de no tomarte las cosas tan en serio”, explica Federico Andrek, licenciado en psicología y sexólogo.

Un encuentro o práctica de tantra puede centrarse en la mirada, el tacto o el recorrido del cuerpo con masajes e incluso con determinados tipos de toques, posturas o contenciones.

“Es entender que todo ese encuentro de lo erógeno y lo erótico que está sucediendo es un encuentro sexual que no solo se reduce a la genitalidad. Y aunque haya penetración, la intención es poder habitar eso que está sucediendo en ese momento, no por los surcos habituales que tenemos marcados en el placer. Es un redescubrimiento de los sentidos”, describió Andrek.

Las claves del sexo tántrico: respiración, movimientos sutiles y lentitud

La preparación del espacio en donde se lleve a cabo el encuentro tántrico es crucial. Este tiene que ser agradable y brindar comodidad a los participantes. La superficie, la luz y el sonido tienen que estar orientados a los sentidos y no debe haber interrupciones.

“Es eso donde se va a expresar o que vamos a esperar que algo que se exprese tenga lugar y sea amable. Y si es compartido, obviamente, que haya consenso y ganas de explorar. La respiración, las miradas y el tacto son simples elementos que pueden colaborar a tener una experiencia sensorial y placentera. La experiencia puede ir desde recorrer el cuerpo del otro con la yema de los dedos o la palma de la mano".

"Justamente la propuesta es comenzar a evitar lo erógeno, lo erótico, el placer, el deseo desde otros lugares, que no vayan directamente a la genitalidad. Entonces, por un lado, es sorpresa, con más o menos gusto; por otro lado, puede haber decepción", cuenta Andrek en relación a la reacción de los asistentes.

Cualquier persona de cualquier edad puede practicar sexo tántrico. El único requisito es que tenga deseos de descubrirse.

El encuentro puede comenzar con una respiración guiada o circular, de cuatro tiempos que consiste en inhalar y exhalar sosteniendo en cuatro tiempos.

“En este proceso hay que seguir teniendo en cuenta los sentidos. No hay un órgano, sino una necesidad. Poder escucharse en lo propio orgánico e ir abriendo eso”, aclaró Andrek.

De esta manera la sensorialidad, la piel, el tacto, el placer y lo vincular se experimentan desde un nuevo ángulo. "No hay que llegar a ningún lado, si me tocan y hay deseo y hay placer, tampoco tengo que hacer o me tienen que hacer tal cosa. Eso en sí mismo está buenísimo y no tengo ni que ir a lo sexual", aseguró el especialista.

Yab Yum, una de las posturas sagradas del tantra

El yab yum es una postura sexual sagrada en el tantra. Llamada también la posición de la fusión, no solo brinda placer a las personas, sino que estimula la conexión espiritual entre ambas y genera un acercamiento de la pareja más profundo. Yab y yum —que significan padre y madre en hindú— se consideran inseparables en el tantra budista y, por tanto, se simbolizan en la unión sexual. No tiene relación con el binario hombre-mujer, sino que trasciende lo corporal y se centra en las energías.

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El yab yum es una postura sexual sagrada en el tantra.

El yab yum es una postura sexual sagrada en el tantra.

¿Cómo realizar el yab yum? La energía masculina, o shiva, se sienta con las piernas cruzadas en posición de loto mientras sostiene el peso de la energía femenina, denominada shakti, que se pone arriba de la otra persona y acerca la pelvis para abrazar con sus piernas al otro cuerpo.

¿Qué hacer durante la postura sexual del yab yum?

  • Masturbaciones: se puede masturbar a la energía femenina sosteniendo su peso con el otro brazo y entrelazar tus piernas para que la persona se sienta confiada en entregarse al placer.
  • Penetración: si es algo que ambos desean, esta es una postura mágica para penetrar, ya que se estimula el clítoris debido al frote contra la pelvis y la zona G. Se puede añadir el giro tántrico, es decir, el girar en pareja sobre sus propios ejes en sincronía con sus cuerpos.
  • Masaje: se puede usar aceite de masaje por la espalda de la pareja y por el pecho para restregarte con la otra persona.
  • Meditación: empezar con una meditación conjunta genera una conexión especial. Se puede sincronizar la respiración mientras se miran a los ojos.