menu
search
Sociedad opinión | brecha salarial | estereotipos de género

Argentina tiene la brecha de género más importante de América Latina

Techos y paredes de cristal, discriminaciones verticales y horizontales, nuevas misoginias pintadas de verde y violeta y, por supuesto, la desigualdad en las condiciones contractuales y salariales, son algunas de las dimensiones de una brecha con prensa pero sin solución a la vista.

Podríamos empezar hablando de Cristina Fernández de Kirchner, el mejor cuadro político contemporáneo y de extraordinaria y merecida centralidad, por formación, oratoria y habilidad pragmática. Pero en éste caso para debatir una de sus definiciones más persistentes. Diremos entonces que el capitalismo (en cuestiones de género y diversidad los socialismos no se han revelado mejores) es una maquinaria de fractura para la desigualdad, de producción para el consumo pero ajustada a la lógica de las empresas, los bancos y las ONGs que intentan reparar lo que ellos rompen mientras lavan sus dineros, de distribución desigual de bienes y servicios, de derechos, de condiciones de vida finalmente. Es decir un frackeo negativo por sus resultados, que en su versión humanista pretende establecer un piso de supervivencia, una especie de concordato entre capitalismo y democracia, que nos permita seguir soñando con un mundo y un país mejores, pero también capitalistas. Como el que sueña Cristina, pese a las evidencias de casi todo los indicadores; el más elocuente de todos es el que asegura que las 10 personas (hombres todos, por supuesto) más ricas del planeta duplicaron sus riquezas durante 2020/2021, mientras el 99% de la población perdió más de un tercio de sus ingresos. Esta brecha de ingresos es tan brutal, que si ésos 10 perdieran el 99% de sus riquezas, seguirían siendo más ricos que el 99% restante, donde están sobre representadas las mujeres. En todo el mundo, en nuestro continente y sobre todo en Argentina.

Leer más ► Cómo es la brecha salarial por cuestiones de género en Argentina

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo que se nutre con información de sus representaciones en todos los países del mundo, aborda la brecha de género según las tasas de participación de hombres y mujeres en la fuerza de trabajo. Para presentar sus resultados escoge una escala de puntos porcentuales que marca el nivel de participación de ambos sexos, la tasa de actividad en la fuerza de trabajo, conformada por personas empleadas y desempleadas en edad de trabajar.

A nivel global, el índice actual de participación de las mujeres se aproxima al 49% y el de los hombres es del 75%, es decir que existe una brecha o diferencia de 26 puntos porcentuales, en un mundo donde algunas regiones amplían ese indicador de desigualdad al 50%.

En países como África y los Estados Árabes el índice de desempleo femenino (aún no hablamos de precariedad ni del nivel de ingresos) supera el 16%. Los países con menores niveles de desempleo femenino son los de América del Norte (los Estados Unidos con un 4,4% tiene el más bajo), Europa Central (Alemania con el 3,4%) y Asia (Japón con 2,6% y China con 4,2% tienen los mejores guarismos).

En América Latina, Brasil (15,2%) y Colombia (11,4%) tienen los niveles más altos, seguidos por Argentina (10,9%), con más de 3 puntos porcentuales de diferencia respecto de los hombres. Los más altos si excluimos las colonias de Guyana y Surinam, con 6 y 7 puntos de brecha, siempre a favor de los hombres.

Leer más ► La brecha laboral de género en la Argentina: ellos ganan un 25% más

Si observamos los resultados de la tasa de participación en el trabajo, la cantidad de mujeres y hombres efectivamente ocupados, observamos que la Argentina tiene los peores guarismos: con un 47,3% contra un 73,2% respectivamente; con un diferencial favorable para los hombres del 26%. Justo es decir que en Bolivia, donde la participación de las mujeres en el mercado laboral se acerca el 50%, la brecha se amplía al 27,7%. Las menos significativas se registran en Perú (15,5%) y Uruguay (18,3%).

Tomemos otra brecha, otro indicador con mucha prensa y que merecería figurar en la cabecera de los portales de noticias a la derecha o a la izquierda del riesgo país, la inflación y la brecha cambiaria: la brecha por ingresos. Aquí también –según la OIT- la Argentina destaca con la más amplia de la región 24,8%), una diferencia que aumenta significativamente a medida que aumenta la jerarquía del puesto. El portal de empleos Jobint, el reclutador con la mayor base de candidatos de América Latina, asegura que la Argentina tiene la mayor participación femenina en las postulaciones laborales con un 54% del total, pero la discriminación por jerarquías es notable: el 53% se presenta para posiciones junior, el 51% a cargos senior y semisenior y un 26% para puestos directivos o de supervisión. Eso explica en parte la brecha salarial, sin adentrarnos en la cantidad innumerable de casos en los que no aplica aquello de “igual remuneración por igual tarea”.

Leer más ► El gobierno trabaja en un presupuesto con perspectiva de género para cerrar la brecha de desigualdad

Un dato para lucir por los ministerios de Economía (antes de las medidas de Massa) y el de Mujeres, Géneros y Diversidad (sin importar qué medidas se tomen dado el absurdo presupuesto que padece la gestión de Gómez Alcorta) es el siguiente: si bien los salarios argentinos medidos tanto al dólar oficial como al MEP, siguen entre los más bajos de la región, fueron los que recuperaron terreno con mayor intensidad entre enero de 2021 y junio de 2022. Mejoras del 27,1% (al oficial) y 9,9% (al MEP), el informe de la OIT desprecia el blue (como todes nosotres) y no llega a las innovaciones del dólar soja, dólar petróleo o dólar litio, en definitiva el dólar extractivo.

Si se trata de mujeres… capitalismo a pérdida

Una dimensión poco frecuentada por la academia y las notas de género es el costo económico de estas discriminaciones, en un sistema que se jacta de poner en la cima de sus preocupaciones la maximización de las ganancias, de la rentabilidad del capital.

La reducción de la brecha de género en la participación de la Población Económicamente Activa podría aumentar considerablemente el PIB mundial, con particular impacto en las regiones y países con mayores desequilibrios, como el nuestro, donde está claro que el plexo normativo que promueve la igualdad se da cabezazos contra las exiguas asignaciones presupuestarias. Si bien el Ministerio que conduce Eli Gómez Alcorta y reúne un puñado de lo más granado del feminismo blanco en sus cargos relevantes, obtuvo un incremento presupuestario interanual del 61,5%, representa el 2% de los créditos totales. Poco que agregar respecto de las distancias entre la eficacia real de las políticas estatales y las declamaciones que saturan, notas, simposios, congresos y banners en redes.

Leer más ► Agricultura recibió más de 800 propuestas para plan que apunta a reducir brechas de género

Según estimaciones de la OIT, la reducción de la brecha de género podría implicar el aumento de ingresos fiscales a nivel planetario, equivalentes a U$S 1,5 billones. Con el siguiente desagregado porcentual por regiones:

brecha de genero y PBI.jpg

No es justo, no es razonable, pero tampoco costo-efectivo, y es uno de los pocos casos en los que a los capitalismos de todo el mundo –el de Xi Jinping, el de Biden o el del Papa argentino–, por cinismo, impotencia o ignorancia, no les importa “perder plata”. Como si fuese posible un mundo capitalista y mejor pero precarizando, excluyendo o directamente esclavizando a las mujeres. Otro botón de muestra de que si hay alguna revolución o transformación profunda será feminista o será otra cosa, como ésta a la que estamos lamentablemente acostumbrades.

Dejá tu comentario