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Sociedad

A 36 años del parricidio, la increíble historia secreta que cuenta Schoklender

Lo cierto es que las dudas aún continúan. Los hermanos Sergio y Pablo Schoklender fueron condenados a perpetua. Sergio quedó en libertad en 1995, mientras que Pablo se fugó, cambió su nombre y recién en 1994 fue recapturado. Ambos hicieron un pacto de silencio y, con excepción de lo que pudo reconstruir la Justicia en aquel entonces, nunca se supo en verdad qué ocurrió en el departamento que la familia tenía en la calle Tres de Febrero, en el barrio porteño de Belgrano.

Lo cierto es que las dudas aún continúan. Los hermanos Sergio y Pablo Schoklender fueron condenados a perpetua. Sergio quedó en libertad en 1995, mientras que Pablo se fugó, cambió su nombre y recién en 1994 fue recapturado. Ambos hicieron un pacto de silencio y, con excepción de lo que pudo reconstruir la Justicia en aquel entonces, nunca se supo en verdad qué ocurrió en el departamento que la familia tenía en la calle Tres de Febrero, en el barrio porteño de Belgrano.

La versión que trascendió durante las últimas décadas siempre estuvo vinculada a la mala relación de ambos hermanos con sus padres. Incluso, Pablo, el menor, había sido abusado por su madre, Cristina, desde que el niño tenía 12 años. Unos meses antes del doble homicidio cometido en mayo de 1981, Pablo intentó asesinar a ambos mientras dormían. Por eso, Mauricio, su padre, lo echó de la casa y lo mandó a vivir a Uruguay.

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Sin embargo, la estrategia no prosperó. Pablo recurriría a la ayuda de su hermano mayor. La muerte ocurrió durante la madrugada del 30 de mayo, entre las 3 y las 5. Fue cuando regresaban de los festejos del cumpleaños de Sergio. Con un fierro de treinta centímetros de largo y tres de diámetro, golpearon a Cristina en el cráneo y con una camisa sucia la asfixiaron.

Luego le llegó el turno a su padre, que aún dormía. De acuerdo a la reconstrucción, con la propia sábana enroscaron el cuello de Mauricio e hicieron un torniquete. Lo mataron por asfixia.

A pesar de que ocurrieron casi cuatro décadas, ninguno de los hermanos rompió el silencio respecto a lo ocurrido esa madrugada de mayo de 1981. Sin embargo, las versiones fueron mutando con el correr del tiempo. Incluso, se llegó a vincular la muerte de Cristina y Mauricio Schoklender con la dictadura cívico militar. En alguna ocasión, Sergio había dicho que cuando saliera de prisión su hermano la relataría: Pablo recuperó la libertad y jamás volvieron a hablar del tema.

Esa versión se la relató el propio Schoklender a un allegado que supo tener en la fundación Madres de Plaza de Mayo. “Él decía que (Emilio)Massera mató a sus padres”, recordó la fuente consultada por BigBang, en referencia al dictador que formó parte de la junta que encabezó el golpe de Estado de 1976.

“Con Sergio tuve mucho contacto. Lo veía todos los días. Él decía que fueron los milicos, que a él y a su hermano Pablo les dijeron: ‘váyanse, hay problemas con sus padres’”. La versión salió de boca del propio Sergio Schoklender en los tiempos en que comenzaba a tejer la relación con la fundación de Hebe de Bonafini, que años más tarde, en 2011, lo volvería a depositar en la prisión y ante la Justicia.

“Decía que le hicieron una cama. Él decía abiertamente que sus padres eran una mierda, que nunca tuvieron buena relación. Él me contó: ‘veíamos que a nuestra casa venían muchos milicos, entre ellos Massera. Él fue el que los mandó a matar’”, recordó el allegado a Schoklender que mantuvo un trato fluido con el parricida.

Incluso, relataba que los militares los habían enviado a él y a su hermano a Tucumán y Mar del Plata respectivamente. Schoklender decía que sus padres “estaban en algo pesado”. Sin embargo, una década antes, en 1985, Sergio había admitido el crimen y le llegó la condena a perpetua. Un dato fue real: tras el crimen, los hermanos escaparon hacia la ciudad balnearia.

Sin embargo, ante los allegados, nunca dejó de relatar aquella versión que vinculada el crimen de la calle Tres de Febrero con la dictadura, puntualmente con los servicios de inteligencia. “Dijo que su padre estaba metido en algo pesado, que tanto él como su hermano fueron amenazados y por eso tuvieron que hacerse cargo de los crímenes”, surgió tiempo atrás.

Lo concreto es que el padre de los Schoklender trabajaba en el Grupo Pittsburgh, un conglomerado de empresas argentinas propiedad de un empresario alemán que había logrado una gran cantidad de contratos con el gobierno de facto, siempre vinculados a submarinos y fragatas destructoras. Otro misterio de esta versión está atado al día previo a la muerte: el 29 de mayo de 1981, horas antes de ser asesinados, Mauricio Schoklender había sido designado presidente de la empresa Lametal, una de las principales compañías del grupo.

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