Cómo nació Ni Una Menos: el caso de la santafesina Chiara Páez que conmocionó al país
Todo comenzó un 10 de mayo de 2015, cuando Chiara Páez, de 14 años, desapareció en la madrugada en una localidad de Rufino, al sur de la provincia de Santa Fe. Chiara había organizado salir con sus amigas, pero nunca volvió. En cambio, Chiara se encontró con su novio, Manuel Mansilla, de 16 años.
Ese domingo, la joven no regresó a su hogar. Su familia denunció su desaparición y, en cuestión de horas, su cuerpo fue hallado enterrado en el patio de la casa de los abuelos de Mansilla, quien la habría matado a golpes.
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Por esta razón, desde 2015, cada 3 de junio se sale a las calles no solo para tener en memoria a Chiara Páez, sino también para luchar contra la violencia de género y para exigir que ninguna otra mujer pierda la vida a manos de la violencia machista. “Ni Una Menos” busca asegurar que nunca más se tenga que lamentar que haya “una menos” entre nosotras.
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A nueve años del femicidio de la santafesina Chiara Páez
Chiara Páez, nacida el 7 de marzo de 2001, era una joven de 14 años que vivía con su mamá y su hermana mayor, Romina, en la localidad santafesina de Rufino. Páez practicaba hockey desde los 4 años y también tomaba clases de pintura. Era conocida por ser una persona solidaria, colaborando en una escuela de equinoterapia para niños con discapacidad.
En un video dedicado a Chiara y su historia de vida, sus familiares y allegados solo tenían palabras positivas para describir a Chiara Páez, caracterizándola como una joven alegre, amorosa, solidaria y cariñosa. Todos los que la conocían la apreciaban y amaban.
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Su madre, Verónica Camargo, la describió como una chica “súper amorosa” y explicó cómo pasaban tiempo juntas haciendo artesanías, cocinando y pintando, además de ayudar a los demás. Siempre que podía, Chiara asistía con su madre a la parroquia, que Verónica frecuentaba, para ayudar.
María Jesús Roldán, su entrenadora de hockey, la describió como “una nena muy buena, muy responsable y muy fuerte". Además, resaltó que "tenía muchas amigas" y que "sacaba el pecho por sus compañeras”.
El docente de la escuela de equinoterapia, donde Páez ayudaba, comentó que “era muy especial” y que “los chicos la esperaban a ella”. Añadió que “amaba trabajar y colaborar de forma voluntaria. Le salía de adentro, y eso es lo que valoramos, ¿no?”. También remarcó lo mucho que Chiara amaba los caballos y trabajar con los niños.
Sin embargo, la vida de Chiara Páez fue arrebatada. Ese 10 de mayo, su novio, Manuel Mansilla, la asesinó. Páez, embarazada de tres meses de Mansilla, se había negado a abortar a pesar de la insistencia de su novio.
Ese domingo 10 de marzo, cuando Chiara fue a ver a su novio, él la mató y enterró en el patio de la casa de sus abuelos. Su cuerpo fue encontrado en la noche de ese mismo día.