El “edging” es una técnica sexual que ganó popularidad por su capacidad para intensificar los orgasmos. Consiste en llevar al cuerpo al borde del clímax, detenerse justo antes de llegar al orgasmo y luego repetir este proceso varias veces. Al retrasar el momento del orgasmo, se acumula una gran cantidad de tensión sexual, lo que resulta en una experiencia más intensa y placentera cuando finalmente se alcanza el clímax.
Cómo funciona el “edging”
El “edging” puede practicarse en solitario o en pareja y requiere de un buen conocimiento del propio cuerpo o del de la pareja. La clave está en reconocer el punto de no retorno, es decir, el momento justo antes del orgasmo, y detener la estimulación para evitarlo. Una vez que la excitación disminuye un poco, se puede reanudar la estimulación.
Beneficios del “edging”
- Orgasmos más intensos: al prolongar la fase de excitación, los orgasmos suelen ser mucho más fuertes y satisfactorios.
- Mayor control: practicar el “edging” ayuda a tener un mayor control sobre el propio cuerpo y a prolongar las relaciones sexuales.
- Conexión íntima: en parejas, esta técnica puede aumentar la comunicación y la intimidad, ya que ambos deben estar en sintonía para detener y reanudar la estimulación.
- Mejora la resistencia: para las personas con problemas de eyaculación precoz, el “edging” puede ser una herramienta útil para aprender a controlar mejor el tiempo hasta el orgasmo.
Consejos para practicar el “edging”
- Conocer el propio cuerpo: es importante estar atento a las señales del cuerpo y aprender a identificar el punto de no retorno.
- Respirar profundamente: la respiración juega un papel crucial en el control de la excitación. Respirar profundamente y de manera controlada puede ayudar a disminuir la tensión sexual en el momento adecuado.
- Comunicación en pareja: si se practica en pareja, la comunicación es esencial. Ambas partes deben estar de acuerdo y entender cómo y cuándo detenerse.
El “edging” es una técnica que, si se practica correctamente, puede llevar a experiencias sexuales mucho más placenteras y satisfactorias. Como cualquier práctica sexual, es importante hacerlo de manera consensuada y respetuosa, siempre teniendo en cuenta los límites y deseos de ambas partes.
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