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Salud Hospital Dr. Orlando Alassia |

Enseñar desde el alma: la tarea silenciosa de los docentes que acompañan a los niños hospitalizados

El 13 de mayo se conmemoró el Día del Niño Hospitalizado, una fecha que sirve para visibilizar una labor tan silenciosa como esencial: la de quienes enseñan en medio del dolor. En el Hospital de Niños de Santa Fe, la escuela hospitalaria es mucho más que un aula.

En el Hospital de Niños “Dr. Orlando Alassia”, funciona una de las pocas escuelas hospitalarias de la provincia. Allí, un equipo de más de 20 docentes de nivel inicial, primario y secundario sostiene la educación como un derecho, incluso —y sobre todo— cuando la salud tambalea. Su tarea no es sólo transmitir contenidos, sino ofrecer algo que para un niño hospitalizado puede significar todo: una rutina, un refugio, una sensación de normalidad.

"Ellos enseñan cuando el cuerpo duele, cuando la cabeza está llena de miedos, cuando el día empieza entre pinchazos y diagnósticos", dice Fabiana Roa, representante de la comunidad en el Consejo de Administración del Hospital. “Van al pie de la cama o, si el paciente está en su casa y no puede ir a su escuela, lo visitan. Por eso es una modalidad hospitalaria y domiciliaria”.

Desde sus comienzos en los años 90 —cuando eran apenas cinco maestras con un armario bajo llave para guardar los materiales—, la escuela hospitalaria creció en estructura y en humanidad. En 2023, se inauguró un área dentro del hospital, con aulas para cada nivel, aire acondicionado, salón de actos y una vida institucional que, como dice Roa, "le cambió la vida también a los docentes".

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El trabajo docente se adapta a los tiempos del hospital. No hay timbre a las 7:30, ni recreo a las 10. Las clases comienzan cuando el niño puede. Muchas veces, después del mediodía, cuando los controles médicos aflojan y el cuerpo permite prestar atención.

"A veces los chicos están meses internados, sobre todo en tratamientos largos como los oncológicos. El vínculo con su docente de escuela de origen no se pierde, porque el docente hospitalario actúa como puente y continúa con la misma currícula", explica Roa.

No se trata solo de enseñar. Se trata de ver con otros ojos, como dice Fabiana: “Con los ojos del alma. Con amor, con empatía. Ese chico está atravesando una etapa difícil de su vida. Y nuestros docentes están ahí, dándole lo mejor”.

Cada jornada de estos docentes es un acto de vocación. “Cuando tanto se cuestiona a la docencia, ellos nos recuerdan de qué se trata ser maestro en serio. Ellos educan con el corazón en la mano”, señala Roa, conmovida.

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Las clases comienzan cuando el niño puede. Muchas veces, después del mediodía, cuando los controles médicos aflojan y el cuerpo permite prestar atención

Las clases comienzan cuando el niño puede. Muchas veces, después del mediodía, cuando los controles médicos aflojan y el cuerpo permite prestar atención

Hoy son más de veinte profesionales que integran el equipo: docentes de todos los niveles, directivos, profesores de educación física, plástica y música. Día a día construyen un espacio donde enseñar y aprender también es una forma de sanar.

El martes, durante la celebración por el Día del Niño Hospitalizado, un papá volvió al hospital con su hija —ya adulta— para agradecer. También llegó una adolescente desde Tostado, sólo para festejar esa fecha que una vez sus maestras le explicaron que también le pertenecía. Porque los lazos que se tejen en esas aulas no se cortan nunca.