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Salud Vera Candioti | Santa Fe |

El Centro Infantil de Rehabilitación Vera Candioti, un faro de integración en la Costanera santafesina

Los profesionales del Centro Infantil de Rehabilitación Vera Candioti evitan hablar de diagnósticos y abordan cada paciente desde su singularidad.

En la Costanera de Santa Fe se ubica el Centro Infantil de Rehabilitación Vera Candioti (CIR), un espacio en el que se aborda la historia de cada paciente con la singularidad que corresponde.

A diario, cientos de niños con discapacidades neuromotoras y sus familias llegan a la sede ubicada en Almirante Brown 7386 para afrontar una jornada de tratamiento. El centro no es solo un edificio más en el paisaje urbano: es un testimonio vivo del poder, de la dedicación y el amor profesional.

El trabajo que se lleva adelante en esta institución es un recordatorio constante de que, en la rehabilitación infantil, la ciencia y el corazón son aliados inseparables. En cada desafío, en cada historia, se renueva la certeza de que la transformación es posible, incluso en los contextos más difíciles.

"Cada niño es una caja de sorpresas", reflexiona la doctora Tamara Buniva, médica fisiatra y especialista en rehabilitación infantil, mientras comparte su experiencia en el único hospital monovalente de la provincia dedicado a patologías neuromotoras. Su filosofía es clara: no hay pronósticos cerrados, solo potenciales por descubrir.

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La doctora Tamara Buniva, médica fisiatra y especialista en rehabilitación infantil.

La doctora Tamara Buniva, médica fisiatra y especialista en rehabilitación infantil.

El CIR opera bajo un modelo interdisciplinario y de intervención temprana que considera crucial el desarrollo durante los primeros años de vida. Los niños, que llegan derivados por diversos especialistas o por demanda espontánea, encuentran un equipo interdisciplinario comprometido con su desarrollo integral. "Un terapeuta único acompaña a los niños durante su primer año de vida, respaldado por un equipo que garantiza un abordaje integral", explican desde el centro.

Este principio guía programas como la estimulación temprana, donde los profesionales acompañan a niños de 0 a 4 años con problemas de desarrollo o riesgo de padecerlos. En el trabajo diario se busca no solo fortalecer las capacidades del niño, sino también empoderar a las familias. “El trabajo incluye sostener a los padres en su rol, brindándoles herramientas para acompañar a sus hijos en cada etapa”, explica la doctora Buniva.

Psicopedagogía inicial en el Centro Infantil de Rehabilitación Vera Candioti

En el área de psicopedagogía inicial, se atiende a niños de 3 a 6 años que enfrentan dificultades en el aprendizaje y la socialización. Estas intervenciones no solo abordan habilidades cognitivas, sino que también fortalecen la autoestima y la confianza de los niños, claves para su inserción en la sociedad.

La doctora Victoria Carignan, kinesióloga y coordinadora del servicio de terapia física, enfrenta los desafíos diarios con una mezcla de realismo y optimismo. "Trabajar en salud pública implica más que aplicar tu conocimiento técnico. Es gestionar, buscar recursos, golpear puertas", comparte, revelando la realidad de un sistema que, aunque limitado en recursos, desborda en compromiso y humanidad.

Para la doctora Gabriela Blanco, terapista ocupacional y jefa del área de niños, con 28 años de trayectoria en el centro, la misión va más allá de la rehabilitación física. "Trabajamos con niños y niñas, no con diagnósticos. Queremos que puedan insertarse en la sociedad y que, dentro de sus posibilidades, sean funcionales, felices y, sobre todo, respetados como individuos", enfatiza.

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La doctora Victoria Carignan, kinesióloga y coordinadora del servicio de terapia física.

La doctora Victoria Carignan, kinesióloga y coordinadora del servicio de terapia física.

El rol de las familias es fundamental en este proceso. Como señala la doctora Buniva, sin su adhesión, es muy difícil alcanzar los objetivos. Muchas veces son las madres quienes, enfrentando solas el desafío, llegan al centro con una mezcla de angustia, dudas y una fuerza inmensa que las impulsa a buscar lo mejor para sus hijos.

"A veces el mayor desafío no es rehabilitar al niño, sino cambiar la mirada de los padres", reflexiona Blanco. "Muchas familias llegan con una historia clínica en la mano, como si su hijo fuera solo eso: un caso médico. Nuestro trabajo también es recordarles que es su hijo, un niño con sueños, con personalidad, con ganas de jugar y de ser amado tal como es."

El CIR trabaja junto con la sociedad hacia un modelo más inclusivo. "Estamos transitando un cambio de paradigma", explica Carignan. "Antes se miraba solo la discapacidad de la persona. Hoy hablamos del modelo social, que pone el foco en cómo la sociedad puede ser discapacitante al no adaptarse a las necesidades de estos niños y niñas."

Cada pequeño logro se celebra como una victoria colectiva. "Lo más gratificante puede ser algo tan simple como una sonrisa o una mirada", comparte Blanco. "Ver a un niño que antes no podía comunicarse, encontrar una forma de expresarse, o ayudar a una madre a jugar con su hijo por primera vez, son logros enormes."

El CIR no es solo un centro de salud; es un espacio donde los diagnósticos no son sentencias, sino puntos de partida, y donde cada niño tiene la oportunidad de escribir su propia historia de superación. Como destaca Carignan: "Trabajamos para que ellos no solo vivan, sino que tengan una vida digna, plena y feliz."

Los desafíos del duelo y la reinvención

El trabajo en el centro frecuentemente implica abordar situaciones que Buniva describe como emocionalmente complejas. Una de las más difíciles es explicar a las familias que sus expectativas iniciales pueden no coincidir con los tiempos o posibilidades del desarrollo de sus hijos. “No son malas noticias, pero son distintas a lo esperado”, reflexiona.

Además, están los casos en los que una discapacidad aparece de forma repentina, como consecuencia de un accidente o una enfermedad, trastocando por completo la vida de los niños y sus familias. “El proceso es arduo, pero estamos aquí para acompañarlos”, asegura, Buniva destacando el trabajo interdisciplinario que busca, ante todo, devolver calidad de vida e inclusión social.

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La doctora Gabriela Blanco, terapista ocupacional y jefa del área de niños, con 28 años de trayectoria en el centro.

La doctora Gabriela Blanco, terapista ocupacional y jefa del área de niños, con 28 años de trayectoria en el centro.

A lo largo de sus 17 años de carrera, Carignan atravesó tanto momentos de profunda tristeza como de inmensa satisfacción. “Los casos más difíciles son aquellos en los que un niño venía con un desarrollo típico y, de repente, aparece un diagnóstico traumático. También hemos perdido pacientes, y esos son los días más duros. Pero lo gratificante es ver cómo los chicos luchan y logran cosas que parecían imposibles. Ellos son los protagonistas de su propia historia”, afirma.

Cada pequeño logro, cada avance que un niño alcanza, es celebrado como una gran victoria. “Los chicos tienen una fuerza impresionante. Muchas veces encuentran soluciones que ni nosotros habíamos pensado. Eso nos motiva a seguir, incluso en las jornadas más difíciles”, confiesa la kinesióloga.

El CIR es el único centro monovalente de la provincia que se especializa en rehabilitación neuromotora infantil. Su equipo multidisciplinario —que incluye kinesiólogos, fonoaudiólogos, psicopedagogos y psicólogos, entre otros profesionales— enfrenta una demanda creciente y trabaja con recursos limitados, propios de la salud pública.

Las profesionales coinciden en que la rehabilitación infantil no tiene un final definido; es un proceso continuo que evoluciona a lo largo de la vida de los niños. Al respecto, Blanco enfatiza que cada etapa trae nuevos desafíos: “Las necesidades de un niño a los dos años no son las mismas a los ocho o a los catorce. Nosotros no solo trabajamos en las terapias iniciales, sino que seguimos acompañando a las familias, incluso cuando los chicos dejan de asistir regularmente. El vínculo que se genera es profundo y duradero.”

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La rehabilitación infantil no tiene un final definido; es un proceso continuo que evoluciona a lo largo de la vida de los niños.

La rehabilitación infantil no tiene un final definido; es un proceso continuo que evoluciona a lo largo de la vida de los niños.

Blanco subraya la importancia del tiempo y la paciencia en estos procesos. “No hay una receta mágica ni un pronóstico absoluto. Cada niño tiene su propio ritmo y nos muestra sus capacidades a medida que crece. Nuestro trabajo es acompañarlos, ofrecerles herramientas y darles el espacio para que exploren sus posibilidades. Pero, sobre todo, es ayudar a las familias a redescubrir a sus hijos como niños, más allá de cualquier diagnóstico.”

Las profesionales coinciden en que la rehabilitación infantil no tiene un final definido; es un proceso continuo que evoluciona a lo largo de la vida de los niños.

Con una misión clara de mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias, el CIR representa un modelo de atención que combina profesionalismo, calidez y accesibilidad. Su compromiso con la detección precoz, el diagnóstico y el tratamiento integral de trastornos del neurodesarrollo lo convierte en un espacio único en Santa Fe, donde la esperanza encuentra un lugar para crecer.

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