En abril de 2009, la localidad santafesina de Hersilia afrontó un desafío sanitario inédito tras confirmarse un brote de dengue que generó temor en la comunidad. En ese entonces, Carina Carinelli estaba embarazada de su segundo hijo, y, sin saberlo, transitó el dengue en medio del nacimiento de su bebé.
Todo comenzó con una febrícula diez días antes del parto que Carina atribuyó al agotamiento propio del embarazo. Sin embargo, días después del nacimiento de su hijo Jero, los médicos confirmaron el diagnóstico: dengue.
“En ese momento, mi foco estaba en mi hijo. Lo único que quería era que él estuviera bien. No pensaba en mí, ni en la enfermedad”, recuerda Carina.
A la semana de haber nacido, el pequeño Jero presentó leves síntomas que llevaron a su internación en neonatología por un día, como medida preventiva. Esa misma noche se confirmó que el dengue se había instalado en el pueblo.
Aunque el diagnóstico en el caso del pequeño no fue concluyente, su madre lo describe como un bebé fuerte que superó rápidamente esos días de febrícula.
Carina también enfrentó las dificultades propias de la epidemia que azotaba al pueblo, con el estigma y el aislamiento que conlleva. “Era como si llevaras algo muy contagioso. Nos suspendían consultas médicas por ser de Hersilia. Fue un momento de mucha incertidumbre para todos”, rememora.
A pesar de los dolores físicos y el cansancio, nunca dejó que el miedo la dominara. Su prioridad fue siempre su familia, especialmente sus hijos. “Mi esposo también tuvo dengue días después, y aunque fue complicado manejar la situación, nos apoyamos mutuamente”.
Hoy Jero es un adolescente saludable que disfruta de la escuela, el deporte y sus amigos. Para Carina, su historia es una lección de vida: “Pasamos por algo muy difícil, pero salimos adelante. Aprendí que, con responsabilidad y cuidado, podemos enfrentar cualquier desafío”.
Carina concluye con un mensaje de conciencia y prevención: “Hay que cuidarse y cuidar a los demás. Si cada uno hace su parte, podemos evitar que estas enfermedades se propaguen. La vida puede sorprendernos, pero la clave está en enfrentarlo con responsabilidad y amor”.
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