Luis Herrera era un patricio de las finanzas en Rosario. Fue dos veces presidente del Rofex –mercado de futuros- y nadie hubiera imaginado hace apenas tres años que su destino podría ser la cárcel, luego de que fuera denunciado por estafa por varios ahorristas e inversores que nunca recuperaron el dinero que habían puesto en la mesa de dinero que operaba en paralelo a la empresa Fernández Soljan, fundada por su suegro Paulino Fernández Soljan, que tenía una extensa trayectoria en el ambiente financiero. Se estima que Herrera debe 30 millones de dólares. Por ahora la plata no aparece.
“Luis Herrera pagá lo que debés”, decía la pintada frente a la plaza Alberdi, en la zona norte de Rosario, que se completaba con varios insultos. El tendal que dejó Herrera erosionó su estirpe rápidamente. Ahorristas, inversores y empresas vinculadas al agro habían confiado grandes sumas de dinero, que se terminaron de esfumar.
Este martes por orden de la Unidad de Delitos Económicos y Complejos del Ministerio Público Fiscal fueron detenidos en Timbúes el presidente de la empresa y sus dos hijos Diego e Ignacio. La fiscalía investiga una presunta estafa contra decenas de inversores cuyos ahorros desaparecieron durante el año 2021. Herrera se había refugiado en una casa de fin de semana en Timbúes para evitar que su posible detención se produjera en Rosario. “La detención es un acto injustificado y desproporcionado. No es un estafador y va a pagar”, señaló el abogado Jorge Ilharraescondo.
El mundo de las finanzas en Rosario tuvo su punto de inflexión después del reperfilamiento de Mauricio Macri en 2019 y luego comenzaron a eclosionar firmas que no pudieron cubrir las operaciones que se realizaban en negro, en las mesas de dinero.
Herrera, un hombre nacido y criado en la city rosarina, se transformó en una mancha de aceite que con el paso del tiempo a partir de 2021 comenzaron a multiplicarse las denuncias en su contra, de inversores y ahorristas cuyo dinero que habían colocado en la financiera se había esfumado.
A partir de ese momento, Herrera tuvo que renunciar a su último cargo en el Rofex, se desempeñaba como tesorero y también a la Comisión Nacional de Valores (CNV), que suspendió las operaciones de la agencia Fernández Soljan.
Herrera decidió en 2021 presentarse en concurso de acreedores, pero la jugada salió mal. Tenía 36 acreedores por 7 millones de dólares, pero la justicia rechazó la presentación y dejó al financista sin la posibilidad de reconfigurar su pasivo, mientras las denuncias comenzaban a llover.
En una audiencia que se realizó con la presencia de Herrera, la Fiscalía y los querellantes, el financista negó haber manejado una mesa de dinero. En esa audiencia también habían estado presentes sus hijos Diego e Ignacio, que hoy también fueron detenidos.
La contracara de esta historia que lo tiene a Herrera como protagonista fue la empresa BLD, que cayó en default en 2019 por unos 100 millones de dólares pero pudo encontrar una salida sin tener consecuencias en la justicia penal.
El 26 de setiembre de 2019 fue un día negro para BLD. La firma, con sede en ese momento en Puerto Norte, en la ribera de Rosario, que se había expandido y crecido en el mundo de los agronegocios, con un modelo basado en la innovación durante las últimas dos décadas, había caído en default por unos 100 millones de dólares. El impacto en el sector fue demoledor y empezó a marcar la inestabilidad de un rubro afincado en dos patas como el campo y las finanzas.
A más de tres años del crack, BLD fue una de las pocas empresas del rubro que logró surfear la crisis en un país que vive con una economía a los saltos permanentes. Prefirieron esquivar una convocatoria de acreedores y se volcaron por abrir la empresa a los acreedores, que hoy son socios, a través de un acuerdo preventivo extrajudicial (APE).
Ese escenario que parecía apocalíptico en setiembre de 2019 había derivado del caos económico que provocó el reperfilamiento de la deuda, que llevó a otras empresas del sector a derrumbarse en la cesación de pagos, como las corredoras de granos Sebastián Grimaldi, Cereales del Sur y Guardati Torti, que varias de ellas enfrentan hoy además causas penales. También en esa época y por otras razones, se desmoronó Vicentín.
BLD llegó a estar entre las cinco empresas de corretaje de granos más importantes del país y fue la principal agencia de bolsa del interior de la Argentina. Su expansión se asentó sobre la base de un moderno modelo de negocios que se caracterizó por aprovechar los beneficios de integrar mercados (granos y valores, spot y futuros) para poder conseguir financieramente un extra que hacía atractivo el precio de los granos para el productor. La firma imponía un sello de innovación y alta tecnología para el comercio que hizo que muchos jóvenes del sector quisieran trabajar para BLD, hasta que su derrumbe la convirtió en una gran decepción y dolor de cabeza para el mercado. Y un duro golpe al bolsillo de sus clientes, que estaban rabiosos tras el default. Después se transformaron en accionistas.
BLD llegó a estar entre las cinco empresas de corretaje de granos más importantes del país y fue la principal agencia de bolsa del interior de la Argentina.
Por eso el derrumbe en 2019 conmocionó el mercado de granos. No sólo por el tamaño de la deuda a productores que le habían entregado granos (que superó los 100 millones de dólares) sino porque protagonizó el default más grande del sector agropecuario hasta que lo superó la agroexportadora Vicentin a fin de un 2019 que fue crítico para el sector.
BLD parecía no tener salida, luego de que se había caído una carta que los directivos tenían en la manga: vender una gigantesca granja de cerdos en Noetinger, Córdoba. A último momento la venta de ese activo a Lartirigoyen –cuyo 50 por ciento de las acciones en está en manos de Glencore- no se produjo. Los 14 directivos en ese momento de BLD prefirieron tratar de evitar la convocatoria de acreedores y se encaminaron por otra salida: abrir la compañía a los acreedores que se transformarían en los nuevos dueños de la firma.
La opción en medio de la crisis fue abrir el capital y como principal impulsor de la solución de los problemas financieros fue darle a los acreedores la propiedad de la compañía. Se llegó a un acuerdo en el marco extrajudicial que después se homologó en la justicia por lo cual hoy dos tercios de la empresa son de nuevos accionistas que eran acreedores.
En el caso de Herrera el dinero se esfumó, o por lo menos aún no apareció. Y el destino ahora será la cárcel. Nadie hubiese imaginado esa escena hace tres años atrás.
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