El juez federal N°1, Reinaldo Rodríguez, dictó el procesamiento para Antonia Rosario Medina, una mujer de 69 años que fue recientemente detenida el pasado 13 de marzo en el marco de una causa que investigó la venta al menudeo en el barrio El Chaparral de Santo Tomé. La medida judicial, ordenó además que la mujer cumpla el procesamiento con prisión preventiva, pero de manera domiciliaria ya que se encuentra a pocos meses de cumplir 70 años y además posee problemas de salud.
Justamente, bajo esa medida cautelar Medina se encontraba al momento de su detención ya que sobre la mujer pesan dos condenas dictadas en el Tribunal Oral Federal por realizar las mismas maniobras por las que terminó detenida en la presente causa. Una de esas sentencias fue resuelta en 2019, mientras que la otra, casualmente, fue emitida el pasado 15 de marzo, dos días después de haber sido nuevamente detenida por agentes de la Gendarmería Nacional.
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El caso de la mujer tiene además la particularidad de que la mayoría de las brigadas y agencias de investigación de drogas, que prestan servicios en Santa Fe, pasaron por su domicilio. Primero fue la Brigada Operativa Antinarcóticos I, que luego de una investigación ingresó, 26 de noviembre del 2017, a la propiedad de Entre Ríos al 1200, y secuestró un total de 170 gramos de cocaína, acondicionada en ciento dieciocho envoltorios de nylon celeste y ciento once papeles satinados. Por esa causa, la mujer pactó en 2019 una condena de cuatro años de prisión efectiva por “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
Un año después de aquella sentencia dictada en el TOF de Primera Junta y San Jerónimo, fue la Prefectura Naval Argentina allanó el domicilio de Medina tras detectar que se realizaban las típicas maniobras del narcomenudeo. Dicho allanamiento se ejecutó el 29 de febrero del 2020 y terminó con la mujer otra vez detenida y posteriormente procesada. Un año después, firmó un juicio abreviado en donde quedó fijada su pena de seis años y ocho meses.
Los nuevos cargos
En julio de 2020, mientras cumplía el arresto domiciliario, agentes de la Gendarmería Nacional elaboraron un informe sobre las maniobras narco que se llevaban a cabo en la vivienda donde residía Medina. La investigación fue delegada a la Fiscalía Federal N°1 y desde allí se inició una pesquisa que sindicó otra vez a la mujer como quien vendía estupefacientes.
En sus trabajos de inteligencia, los investigadores de la Gendarmería informaron de hecho que las actividades ilícitas se efectuaban mayormente desde las 10 de la mañana hasta 14 y luego se reanudaban a partir de las 18 hasta las 22.
Finalmente, el 13 de marzo los uniformados obtuvieron la orden de allanamiento y en horas de la tarde irrumpieron en la vivienda. Allí detuvieron a Medina y a una mujer que también se encontraba dentro de la propiedad y además secuestraron distintos envoltorios fraccionados.
Un sello misterioso
El procesamiento del juez Rodríguez no solo abordó la situación de Medina, sino también alcanzó a una mujer, la cual fue identificada como Tamara Silvina B. y otros dos hombres: Sebastián Castro y Jonatán Cano, los cuales quedaron en prisión preventiva.
Estos dos últimos fueron detenidos en el otro domicilio que la Gendarmería allanó aquel 13 de marzo. Se trata de un domicilio ubicado en República de Chile al 3100 y de donde los investigadores encontraron nada más ni nada menos un kilo de cocaína con un sello misterioso.
Es que el material estupefaciente estaba cubierto por un envoltorio rojo y a su vez llevaba colocado el logo de un delfín color negro. Tal hallazgo, generó sospechas en los investigadores por lo que el fiscal Gustavo Onel, ofició a la Policía Federal Argentina (PFA) para que el sello sea cotejado con la base de datos que tiene la fuerza.
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