La maniobra requiere mucha paciencia: primero, dar con un usuario de Instagram o WhatsApp desprevenido, que caiga en la trampa del tipo “hay problemas para iniciar tu sesión, insertá este código”; después, hacerse de esa cuenta y comenzar a mandar mensajes a todos los contactos, haciéndose pasar por el usuario original. Los mensajes varían: pueden ofrecer a la venta dólares a menor valor que el oficial, o solicitar ayuda para saldar una deuda, o excusas similares.
La maniobra entonces pasa a depender del vínculo del usuario original con esos contactos, para que caigan en la estafa y giren el dinero a la cuenta que indica el usurpador. Mientras tanto, el titular oficial de la cuenta, pierde la posibilidad de acceder a su red social y alertar lo que está sucediendo.
Pero a veces, hasta el plan más perfecto y desplegado con la mayor paciencia, puede fallar. Y eso ocurrió en el sur de la provincia de Santa Fe, puntualmente, a un carnicero de la localidad de Granadero Baigorria.
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“Son una manga de secos”
En este caso, el carnicero Rubén fue contactado por el hacker, con un supuesto interés por el vehículo que tiene a la venta. Esa fue la oportunidad que advirtió el ciberdelincuente para apropiarse de la cuenta de WhatsApp del comerciante, reportan los medios de la zona.
La víctima y su victimario mantuvieron una comunicación durante un par de días para concretar la venta del vehículo, hasta que el hacker envió un link con un código, que el comerciante aceptó. Así perdió el control de su cuenta de WhatsApp que fue migrada al dispositivo del hacker.
La excusa que utilizó el usurpador de identidad para intentar sacarle dinero a los contactos fue que necesitaba que le transfieran dinero para pagar una multa de la camioneta, el vehículo que tiene a la venta, y así terminar el trámite. “A mis contactos les pareció raro porque me conocen y saben que no me manejo así y además no veían el logo que uso en mi foto de perfil”, sostuvo Rubén.
Dos días después, el carnicero recibió un llamado telefónico: “trabajé dos días como un loco pero todos tus amigos son una manga de secos. Este país no da más, ni de choro se puede trabajar”, le dijo frustrado el estafador, y le devolvió la cuenta de WhatsApp.
A pesar de que el hacker no logró concretar ninguna estafa, el comerciante realizó la denuncia ante un móvil del Comando Radioeléctrico que pasó por el local: “me quise cubrir porque no vaya a ser que esta persona terminara cometiendo un robo o un secuestro y quedo pegado como loco”.
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