Esteban Alvarado, uno de los protagonistas clave de la historia del narcotráfico y de la violencia en Rosario, junto a su rival Ariel Cantero, líder de Los Monos, enfrentará un juicio en el fuero federal por lavado de dinero. También se sentará en el banquillo de los acusados Rosa Capuano, su expareja, y un engranaje clave en el manejo de los bienes que se originaron de la venta de drogas.
El pedido de elevación a juicio que hicieron el fiscal Javier Arzubi Calvo; el titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias, y el fiscal de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), Diego Velasco, ante el juez federal Marcelo Bailaque se concreta después de una extensa investigación que apuntó a detectar las pantallas económicas que había creado Alvarado para hacer crecer su patrimonio y disimular que esos bienes provenían del narcotráfico.
Sin embargo, las sumas de dinero que figuran en la causa muestran el impacto de la inflación y la pérdida de valor del peso argentino. Como las causas judiciales demoran varios años y se enfocan en hechos que ocurrieron en el pasado el dinero que se detectó en maniobras de lavado parece hoy irrisorio para un narcotraficante como Alvarado, a quien en junio cuando fue procesado le trabaron un embargo de 30.000.000 de pesos.
Según el fallo al que tuvo acceso AIRE, en las causas que se investigaron acusan a Alvarado de haber administrado y puesto en circulación $1.471.148 en 2013, $1.352.829 en 2014, $ 1.186.048 en 2015, $ 1.243.027 en 2016, $605.438 en 2017, $ 621.582 en 2018, mediante acreditaciones en cuentas bancarias.
Alvarado fue condenado el 3 de junio pasado a prisión perpetua, tras una profunda investigación que realizaron los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery que tuvo como detonante el crimen del prestamista Lucio Maldonado. Alvarado también había organizado ataques contra el Centro de Justicia Penal y la residencia de una empleada judicial. En esa causa también se detectaron operaciones de lavado al adquirir propiedades en zonas residenciales como el country Funes Hill, Condominios del Alto, Tierra de Sueños, Puerto Roldán y un campo de General Domínguez.
Una semana después de ser condenado a perpetua, Alvarado enfrentó otro juicio por narcotráfico en el fuero federal, acusado de manejar un cargamento de 493 kilos de marihuana que habían sido secuestrados el 24 de noviembre de 2017 en General Roca, Río Negro. Fue sentenciado a 15 años de prisión.
Como ocurrió con Guille Cantero, que desde 2018 acumuló condenas por más de 100 años de prisión, Alvarado enfrenta un camino similar en los tribunales provinciales y federales. Sin embargo, hasta junio pasado era un narco que no tenía problemas en la justicia santafesina, donde se sospecha había conseguido sortear ser investigado durante mucho tiempo.
La lentitud de la justicia sobre todo cuando son investigaciones de índole económico provoca que la fotografía del esquema de inversiones del narco quede desactualizado, alejado de la realidad y la actualidad. Es una fotografía vieja y que muestra una pequeña porción de las riquezas acumuladas, que es lo que la justicia logra reconstruir cuando pone en la mira sólo la pequeña fracción en blanco de los bienes que manejan estos grupos. Sucedió con la causa de lavado de Los Monos, que fue elevada a juicio, y también con Alvarado. ¿Esas investigaciones muestran el verdadero poder económico de estas bandas narco?
Uno de los testimonios más intensos e importantes fue el del testigo Carlos Argüelles, quien tras declarar fue asesinado por tres sicarios. En una declaración que se grabó en video, Argüelles habló de que Alvarado era parte de una “narcodictadura”. Dio detalles de unos 40 casos de desapariciones de personas y torturas que ejecutaba este grupo narco. También en ese juicio en el fuero provincial se expuso la aceitada estructura de complicidades que le garantizaba la policía de Santa Fe, que armó la sociedad entre Alvarado y Luis Medina, narco que fue asesinado por su socio, según se sospecha, a fines de 2013. La fortaleza que tenía Alvarado en el negocio narco se trasladó también a su actividad económica, aunque en la investigación federal se detectaron sólo algunas operaciones oscuras a pesar de que la causa se inició en 2015, hace más de siete años.
En la investigación por lavado de dinero se detectó, según el fallo de elevación a juicio, que Alvarado prefirió descargar en su expareja Rosa Capuano el manejo de gran parte de la actividad económica y de los bienes de la banda, que se dedicaba a traer cargamentos de cocaína y marihuana desde Paraguay en avionetas.
De acuerdo a la causa, Alvarado manejaba un inmueble identificado como paraje “Los Muchachos”, un campo cerca de la localidad de Piñero, cercano a la Unidad Penal Nº11, donde estuvo cautivo el prestamista Lucio Maldonado. En la causa se detectó también que fue beneficiario de una operación de cesión de derechos por parte de sus hermanos de una casa en Rosario, ubicada en Cochabamba 6880. A su vez, este narco, que estuvo detenido en la provincia de Buenos Aires por robo de autos de alta gama, registró acreditaciones bancarias por 3,5 millones de pesos entre 2015 y 2018, montos que no pudo justificar con ingresos legales, porque parte de ese tiempo estuvo en prisión.
Capuano, expareja de Alvarado, era titular de la firma Logística Santino SRL. Según las declaraciones juradas de ganancias registró entre 2009 y 2015 ingresos gravados por $3.520.280,16; con un disponible calculado de $ 2.130.622.
Pocos meses después de que se constituyera esa firma dedicada al transporte de cargas, una de las supuestas fachadas del grupo narco, adquirió un tractor de semiremolque, que según la AFIP tuvo un valor de factura de $954.000, es decir, el triple del capital social de la empresa que era de $300.000. Capuano compró en poco tiempo 19 vehículos (de los cuales vendió diez). Algunos de esos rodados fueron utilizados para los fines de la empresa Logística Santino, según surge de la titularidad de los seguros.
La documentación secuestrada por la justicia federal en Logística Santino SRL deja a trasluz que gran cantidad de las facturas, remitos y tickets se encontraban a nombre de Alvarado, pese a no figurar él como miembro de la sociedad, ni a poseer la capacidad económica suficiente como para sustentarlas. También poseía una caballeriza y era titular de dos caballos de carrera en el hipódromo de Rosario.
Alvarado fue condenado a 15 años de prisión por el envío de 493 kilos de marihuana en un camión de la empresa Toia SRL a Río Negro. El semirremolque que se usó para el transporte de la droga estaba a nombre de Roberto Peralta, un ex chofer de la empresa Logística Santino y registrado como empleado de Jorge Benegas, otro miembro del grupo narco.
En el fallo se señala que Capuano además de haber sido cónyuge de Alvarado “actuaba como prestanombres” y permitió “ocultar la verdadera titularidad de la empresa Logística Santino SRL”. Por pedido de los fiscales, el juez Bailaque ordenó un embargo de $30.000.000 a Alvarado y dictó la prisión preventiva contra el jefe narco, que se encuentra actualmente detenido en el penal de Ezeiza.
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