El cruento suceso tuvo lugar en la cárcel de Coronda, ubicada a unos 40 kilómetros de la ciudad de Santa Fe y 120 de Rosario. En principio, trascendió que el móvil fue por una supuesta rivalidad entre presos santafesinos y rosarinos, sin embargo, con el transcurrir de la investigación, se develó que el trasfondo de la cruel matanza fue por la ruptura de “códigos” de un grupo de presidiarios.
El motín ocurrió el 11 de abril del 2005, pasadas las 17, cuando un grupo de presos del pabellón 7 rompieron un candado de una planta alta y tomaron por sorpresa a los guardias Eduardo Manuel Marchesin y Oscar Horacio Yosviak, quienes fueron tomados como rehenes.
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Con los celadores como escudo, el grupo de internos sublevados se dirigió hacia el pabellón 11, en donde asesinaron a diez presos. La matanza continuó cuando los reos se dirigieron hacia el sector 1 mataron otros cuatro para luego replegarse en el pabellón 3 en donde provocaron un incendio de grandes magnitudes.
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“Vi lo que un penitenciario ve desde afuera cuando ocurre un motín, vi desde adentro la frialdad del ser humano a la hora de matar a otro ser humano”, contó al respecto el exguardia Yosviak en una nota en AIRE cuando se cumplieron 15 años del sangriento motín.
Según indica la sentencia dictada por el entonces juez Mauricio Frois (en el año 2008), el malón presos le dio la libertad a Yosviak pasada la medianoche de aquel día, mientras que Marchesín fue liberado a las 3.40 de la madrugada del 12 de abril y a partir de allí se restableció el orden dentro del penal.
Apuñalados, decapitados y devorados por el fuego
La masacre de Coronda dejó como saldo la muerte de 14 presos identificados como: Cristian Heredia, Diego Aguirre, Juan Ortigoza, Carlos Barreto, Walter Gómez, Ramón Valenzuela, Amelio Mercado, José García, Sergio Frías, Fabián Benítez, Jorge Raúl Yanuzzi, Juan Díaz y los hermanos Ramón y Sergio Duarte apuñalados, degollados o calcinados. Todos oriundos de la ciudad de Rosario y zonas de influencia.
Por la brutal matanza, se inició una causa judicial que tramitó en el viejo juzgado de instrucción 5° a cargo del juez Darío Sánchez, que tras procesar a los principales sospechosos elevó el expediente a juicio y fue el juez Frois quien dictó sentencia del caso.
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Una de las celdas que fueron incendiadas durante el motín.
Archivo: José Almeida
En aquel fallo, al que tuvo acceso AIRE, el magistrado provincial condenó (en el 2008) a la pena de prisión perpetua a los presos Ariel José Rojas; Juan Pablo Massa; Rodrígo Sebastián Romero; Carlos Daniel Aranda; Oscar Orlando “Loco” Gutiérrez; y Luis Andrés Romero. Todos fueron declarados "coautores de los delitos de privación ilegítima de la libertad coaccionante agravada por haberse logrado el propósito y homicidio calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas reiterado en catorce oportunidades en concurso real".
En tanto, fueron sentenciados a penas de diez años de prisión los reclusos Rafael Mario Lemaire; Marcelo Enrique; y Juan Pablo Cantero como "coautores penalmente responsables de los delitos de privación ilegítima de la libertad coaccionante agravada por haberse logrado el propósito". Por último, el juez absolvió de culpa y cargo los internos Gastón Stromayer, Cristian Daperno, José Ramón Reyes, Diego Ifrán, José Ifrán y Walter Meneghini.
Si bien en un principio, trascendió extraoficialmente que la matanza fue originada por una supuesta rivalidad geográfica entre rosarinos y santafesinos, la causa estableció que el móvil de los 14 asesinatos fue a modo de venganza por la ruptura de “códigos” intramuros: como, por ejemplo, robos a los internos o abusos a familiares de presos durante las visitas.
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Gentileza José Almeida
Por el motín también se inició una causa judicial paralela que investigó la posible responsabilidad penal de los guardias que fueron tomados como rehenes, los directivos del penal y del entonces titular del Servicio Penitenciario, Fernando Rosúa.
El funcionario fue luego sobreseído y con el paso de los años fueron absueltos Marchesín, Yosviak y los titulares del establecimiento carcelario, Oscar Mansilla y Carlos Monti, en una resolución judicial que llevó la firma del hoy exjuez Dardo Rosciani.
Cambio de modelo
El sangriento motín fue un antes y después en la organización del penal de Coronda, ya que desde entonces se implementaron una serie de modificaciones que contribuyeron a mejorar la situación en la Unidad carcelaria.
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Entre ellas, la creación de dos alas: la sur, en donde fueron alojados los presos de Rosario y zonas de influencias; y la norte con presos de Santa Fe. Además, se creó el Grupo de Requisas que en la actualidad sigue vigente. No obstante, empezaron a tener participación dentro del penal distintas ONGs, como también la pastoral penitenciaria.