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Sociedad Gritos de la Tierra |

Playas plásticas: costas y arenas del río Paraná están contaminadas por plásticos de todos los tamaños

Las costas sufren una alta contaminación por plásticos de todos los tamaños y formas. Los detalles que reveló la investigación en las cuencas del río Paraná.

Por Jorgelina Hiba

Los hay grandes, medianos y tan pequeños que no pueden verse sin ayuda de una lupa. Los plásticos, todo un símbolo de las sociedades de consumo, están por todas partes y han invadido ya hasta el último rincón de la naturaleza, como demuestran estudios recientes que hablan de su presencia en los peces y en los ecosistemas costeros del Paraná.

Las investigadoras Clara Mitchell, Cecilia Quaglino y Victoria María Posner trabajan en el Acuario de Rosario y desde el año pasado, bajo la dirección del biotecnólogo Andrés Sciara, llevan adelante un trabajo de detección y clasificación de plásticos encontrados tanto en la costa de esa ciudad santafesina como en las playas de las Islas que se despliegan frente a ese núcleo urbano.

La investigación, una de las pocas que estudian la contaminación de un río tan importante (a lo largo de la cuenca del Paraná viven 90 millones de personas), reveló que la arena costera tiene alta concentración de microplásticos tanto del lado habitado de la orilla como del lado del Humedal.

“Este estudio demuestra científicamente y cuantifica una realidad que ya no puede ser negada, y es que tenemos una alta contaminación por plásticos en el Paraná” explicaron las especialistas, quienes destacaron la importancia de llevar adelante un estudio desde un centro de investigación estatal.

La investigación comenzó en julio 2018 con muestreos de campo antes de la llegada de la temporada de calor. Se hicieron en total 6 muestreos (3 en la zona de Islas y 3 en la costa rosarina) donde se demarcó un área de 50 metros por cinco dentro de la cual se recogió el macroplástico, luego su vez se subdividieron en tres áreas para recolectar mesoplásticos y finalmente tres áreas de microplásticos.

“Inicialmente la hipótesis era ver cuánta contaminación por plásticos había en la ciudad de Rosario, luego agregamos el trabajo en la zona de Islas y fuimos a ver las diferencias para poder así evaluar el impacto antrópico que tiene la ciudad sobre el río” señaló Posner, que es biotecnóloga y trabaja en los laboratorios que funcionan en el hermoso edificio ubicado en la zona norte de la ciudad.

La investigadora recordó que se trata de un río muy caudaloso que atraviesa varios países, por lo que “arrastra” basura durante centenares de kilómetros. La misma basura que luego llega hasta los océanos: “Debemos plantearnos nuestra responsabilidad como habitantes de ciudades costeras de un río tan caudaloso en términos de contaminación ambiental” señaló.

Los resultados confirmaron que las costas del Paraná sufren una alta contaminación por plásticos. En relación a los macroplásticos las investigadoras encontraron una concentración de 0,60 por metro cuadrado, lo cual -explicaron- “es mucho comparado con los estudios a nivel marino y es parecido comparado a estudios en zonas de ríos”. La ciudad se llevó la peor parte ya que las costas urbanas están mucho más contaminadas que las silvestres, con una cantidad de plásticos de hasta el triple que en la orilla de enfrente, sobre todo envases alimenticios y botellas.

En relación a los mesoplásticos se encontraron 4 por metro cuadrado, un poco menos que en otros estudios. Casi todo lo encontrado era telgopor, “un grave problema ya que se desintegra muy rápido y es el que mayor impacto tiene en la fauna de medio tamaño porque al ser blanco y chiquito muchas veces las aves lo confunden con alimento” señalaron Mitchell y Quaglino.

Finalmente, la concentración de microplásticos encontrada fue de 18.600 por metro cuadrado, una cifra alta pero “lamentablemente en concordancia con otros estudios a nivel mundial” informaron las expertas, que destacaron que al día de hoy “no hay forma de limpiar ni filtrar esas partículas del ambiente”.

La mayoría de los microplásticos hallados en las playas son filamentos, pequeños hilos plásticos que pueden venir tanto de las bolsitas como de la ropa a través del agua de los lavados. En ese punto las investigadoras recordaron que “el plástico no se degrada, sólo se desintegra en partículas cada vez más pequeñas” que a su vez tienen aditivos químicos y metales pesados conformando un combo nefasto para la salud ambiental de la región.

Desde un principio, el Acuario fue pensado como un centro de actividades científicas, educativas y de desarrollo de tecnologías en relación al Paraná y su ambiente. “La dimensión ambiental y de conservación nos pareció fundamental más allá de los trabajos de genética y genómica de peces que ya se venían haciendo. Es clave poder aportar conocimiento ligado al estado de nuestro ambiente acuático, de nuestro Humedal” destacó Sciara, quien hasta hace pocos meses fue director de esa institución.

En esa línea se hizo el estudio sobre plásticos en las costas, a partir de una inquietud del equipo científico y técnico “con resultados muy consistentes y muy buen nivel técnico abriendo una nueva línea de trabajo”.

Es el Estado el que debe velar por un ambiente sano y una primera medida es saber qué está pasando para luego tomar medidas y darle una difusión social adecuada para una mayor toma de conciencia” señaló el científico.

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