Juan María Vianney, conocido también como el Santo Cura de Ars, es un santo venerado en la Iglesia Católica que es ejemplo de oración y paz. Nacido en Francia en 1786, Vianney es reconocido por su vida de profunda humildad y su fervoroso compromiso con el sacerdocio. Vianney creció en un hogar católico durante una época tumultuosa en Francia, que forjó su vocación sacerdotal. Superando adversidades como la pobreza y las barreras educativas, finalmente consiguió su sueño de ser sacerdote.
Formación sacerdotal y vida en Ars
A pesar de las dificultades durante su formación sacerdotal, Vianney fue asignado a la parroquia de Ars, un pequeño pueblo en Francia. Ahí, transformó la vida espiritual de la comunidad a través de su dedicación y fervor. En Ars, San Juan Vianney se distinguió por su pasión y dedicación para llevar a las almas hacia Dios. Pasaba largas horas en el confesionario, donde se ganó una reputación de confesor extraordinario, atrayendo a personas de toda Francia y más allá para buscar su dirección espiritual y recibir el sacramento de la reconciliación.
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Legado y canonización
Falleció el 4 de agosto de 1859. Fue canonizado en 1925 y es considerado el patrono de los sacerdotes. Su legado como el Cura de Ars sigue siendo un modelo de santidad, sacrificio y pastoral para los sacerdotes y para toda la Iglesia, inspirando a generaciones de fieles a vivir una vida de fe profunda y servicio desinteresado.
Evangelio del día: 4 de agosto
La lectura del santo Evangelio de hoy corresponde a Mt 13, 54-58.
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Oración al Santo cura de Ars
Te adoro, Oh Dios mío, mi único anhelo es adorarte hasta el último latido de mi corazón.
Te adoro, Oh Dios de amor infinito, Y prefiero partir de este mundo adorándote, que vivir sin sentir tu amor.
Te adoro, Oh Dios mío, y mi único miedo es perderme en la oscuridad, Porque ahí nunca sentiría el calor de tu amor.
Oh Dios mío, si mi voz no puede proclamar en cada instante que te adoro, deseo al menos que mi corazón lo susurre con cada latido.
Oh, concédeme la gracia de soportar el sufrimiento mientras te adoro, Y de adorarte en medio de mis sufrimientos,
y el día que sea llamado a tu lado no solo adorarte, sino sentir tu amor.
Te ruego que a medida que me acerco al final de mi camino,
aumentes y perfecciones mi amor por Ti.
Inspírame a seguir el ejemplo de humildad y servicio del Cura de Ars,
a vivir como él vivió, amando y sirviendo en tu nombre.
Y así, aunque mi vida sea humilde, que sea una vida de amor y devoción hacia Ti,
así como lo fue la de Juan María Vianney.
Amén.
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