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Jorgelina Hiba | Colombia | Chile | Gustavo Petro

Colombia se suma a Chile en el turno de los gobiernos del "progresismo ambientalista"

La victoria de Gustavo Petro y Francia Márquez inaugura una nueva etapa en la cual, al menos en lo discursivo, empieza a aparecer la preocupación por la naturaleza.

Así lo destacaron ambos dirigentes durante la campaña y así lo ratificaron durante su primer discurso como autoridades electas, durante el cual hablaron de “cuidar la casa grande” y de la necesidad de priorizar las energías limpias y avanzar en una transición eco social para reducir el impacto de los gases de efecto invernadero.

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El presidente electo Gustavo Petro y su vicepresidenta, Francia Márquez, acordaron un lugar primordial al cuidado de la naturaleza.

El presidente electo Gustavo Petro y su vicepresidenta, Francia Márquez, acordaron un lugar primordial al cuidado de la naturaleza.

Esas palabras no pasaron desapercibidas en Colombia, que no es un país cualquiera: por una parte, su extensa y riquísima geografía alberga el 10% de la biodiversidad mundial. Por el otro, se trata del país más peligroso de la región para ser defensor del ambiente: de acuerdo a cifras del Global Witness, alrededor de 611 líderes ambientales fueron asesinados desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016 hasta el año pasado.

En un artículo de opinión llamado “¿Hacia un progresismo ambiental? Colombia y la renovación política de las izquierdas” publicado en eldiario.ar esta semana, el abogado ambientalista Enrique Viale y la socióloga Maristella Svampa se preguntan si le llegó al continente la hora del “progresismo ambiental”, donde el cuestionamiento a modelos de desarrollo basados en los combustibles fósiles es parte central de su pensamiento y acción política.

Una nueva Colombia

Según datos de la WWF (World Wildlife Foundation) de Colombia, el 52 % del territorio de ese país está cubierto por bosques. Desde 2015 hasta ahora, se pierden por año cerca de 170.000 hectáreas de ese ecosistema, principalmente en la Amazonia, tanto por presión del sector agropecuario como del minero y del petrolero. Petro, que fue intendente de Bogotá, dijo varias veces estar opuesto al fracking y sostuvo durante su campaña que eliminará en 12 años la dependencia hacia los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo.

El ahora presidente electo relaciona la crisis climática con la pérdida de la biodiversidad y tiene como estrategia territorial la conformación de acuerdos comunitarios en poblados agrarios para poder así proteger mejor los ecosistemas. También dijo que desde el gobierno se va a proteger a los dirigentes ambientalistas. "Queremos transitar de la economía extractivista que mataba el agua y la vida a una economía productiva", dijo.

Primer discurso

En su primer discurso como presidente y vicepresidenta electos, Petro y Márquez dijeron que uno de sus objetivos es que tanto Colombia como el resto de los países de la región cumplan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. "La justicia ambiental será uno de los ejes de nuestro gobierno", dijo Francia Márquez, para agregar que “protegerán los derechos de la Madre Tierra. “Es hora de cuidar nuestra casa grande y cuidar la biodiversidad, por eso le propongo al gobierno de Estados Unidos y a los de América Latina sentarnos a dialogar para acelerar los pasos hacia la transición energética, hacia la construcción de una economía descarbonizada, de una economía de la vida en toda América”, dijo por su lado Petro.

Un progresismo de segunda generación

En su artículo, Svampa y Viale recuerdan que América Latina es la región del mundo donde se asesinan más activistas ambientales y que en 2020, último año de registro del Global Witness, 227 activistas por la Tierra y el ambiente fueron asesinados. Colombia volvió a ser el país con más ataques registrados, con 65 defensores asesinados.

Este progresismo ambiental o de segunda generación implica, para los autores, “no solo cambios en la matriz energética, sino también la oportunidad para impulsar la diversificación y desconcentración económica de Colombia”. “Sería un verdadero ejemplo para la región y el mundo en la experimentación de nuevos caminos, al proponer dejar los combustibles fósiles en el subsuelo”.

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Petro, que fue intendente de Bogotá, dijo varias veces estar opuesto al fracking y sostuvo durante su campaña que eliminará en 12 años la dependencia hacia los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo.

Petro, que fue intendente de Bogotá, dijo varias veces estar opuesto al fracking y sostuvo durante su campaña que eliminará en 12 años la dependencia hacia los combustibles fósiles, como el carbón y el petróleo.

Agregan que, al menos hasta el momento, el debate acerca de la transición ecosocial y más específicamente sobre la transición energética ha aparecido muy poco en los discursos de los progresismos existentes. “El caso es que la sinergia de ambos discursos, el de Petro y el de Francia, pueden marcar un punto de inflexión en la región. Nunca hubo en América Latina un presidente electo que apostara abiertamente a un progresismo ambiental”.

Finalmente, sostienen que la victoria colombiana “viene a oxigenar una política latinoamericana caracterizada por las repeticiones y la ausencia de visiones políticas renovadoras, visible en los progresismos refractarios, que como en Argentina y Bolivia. Petro no estará solo, pues Chile con Boric y la alianza que lo llevó al gobierno, también muestra una renovación política desde la izquierda. Ambas gestiones representan la esperanza de un “progresismo de segunda generación” en América Latina, donde democracia y problemática socioambiental puedan por fin expresarse transversalmente en el programa de gobierno y no solamente como compartimento estanco”.