“Nos vendaron los ojos y temí por mi vida”: el testimonio del activista paranaense deportado desde Israel
“En este momento estoy en Río de Janeiro, aquí vivo hace 11 años. Llegué anoche después de un mes y siete días de estar participando en la flotilla, y después de los tres días que pasé privado de la libertad por el Ejército de Israel”, contó Nicolás.
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La iniciativa, denominada Global Sumud —que significa “resiliencia” en árabe—, partió en septiembre desde Barcelona con el objetivo de llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, en medio de una crisis alimentaria reconocida por la ONU. Sin embargo, la marina israelí interceptó las embarcaciones antes de su llegada y detuvo a más de 400 activistas de distintas nacionalidades.
“Nosotros estábamos sin intenciones de ir a territorio israelí, queríamos ir hacia el territorio de Palestina. Fuimos abordados de forma muy violenta: entraron 15 soldados armados, apuntándonos y obligándonos a hacer lo que ellos querían. Tuvimos que aceptar que nos lleven a un lugar en donde nos tuvieron solo con acceso a agua, y pudimos comer solo unas galletitas que teníamos nosotros”, relató Calabrese, en diálogo con AIRE, en el programa Una Tarde a la Vez.
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La iniciativa, denominada Global Sumud —que significa “resiliencia” en árabe—, partió en septiembre desde Barcelona.
El momento más crítico, asegura, fue cuando lo subieron a un vehículo militar. “Cuándo más temí por mi vida fue el momento en que nos vendaron los ojos. Yo fui el segundo en entrar en un coche jaula, no sabía si había más gente. Escuchaba el ruido de golpes y cachetazos. También cuándo tuvimos ataques con bombas incendiarias cerca de nuestro barco, entre otros”, recordó.
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Además, expresó su preocupación por el destino del cargamento humanitario que transportaban: “No sabemos qué pasó con la ayuda que llevábamos. Tengo la certeza de que no va a llegar a quienes más lo necesitan en Palestina”.
El reencuentro con su madre
AIRE logró concretar un emotivo contacto telefónico entre Nicolás y su madre, Cielo, quien lo había acompañado a la distancia durante toda su detención.
“Estoy con el corazón en la boca. Estas personas pusieron su cuerpo en riesgo para salvar a quienes están muriendo de hambre en Gaza. Lo que ellos sufrieron estos cinco días los fortaleció muchísimo. Apuntamos a que se pueda hacer una denuncia, porque si los 50 países de los activistas se fueron, algo se puede movilizar. No puede ser que esto quede impune”, expresó la mujer.
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La acción militar provocó manifestaciones en diversas capitales del mundo, entre ellas Brasilia, Buenos Aires, París, Roma, Túnez y Berlín.
Durante la comunicación, Nicolás le dijo: “Hola, mami, ¿cómo estás?”, y su madre respondió emocionada: “¡Mi amor! ¡Qué lindo escucharte!”.
Luego, el joven reconoció: “Cuándo tuve que contarle a mi familia lo hacía con miedo. No sabía cómo decirlo. En el momento que se enteraron fue muy emocionante ver todo el apoyo que me dieron”.
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Cielo anticipó que viajará a Brasil para reencontrarse con su hijo: “Ni bien supe que él llegaba me saqué pasaje para ir a Río a verlo. Le llevo abrazos de toda mi familia. Nos daremos fuerza mutuamente para seguir en esta lucha y hacer todas las denuncias que sean necesarias”.
Deportaciones y repercusiones internacionales
El sábado 4 de octubre, Israel informó que deportó a otros 137 activistas que formaban parte de la flotilla, entre ellos ciudadanos de más de una decena de países. Las expulsiones comenzaron el viernes, luego de que las fuerzas israelíes completaran la intercepción de las embarcaciones.
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Vista de la cárcel de Saharonim, a 70 kilómetros de Beerseva, en pleno desierto israelí.
La acción militar provocó manifestaciones en diversas capitales del mundo, entre ellas Brasilia, Buenos Aires, París, Roma, Túnez y Berlín, en solidaridad con los activistas y en reclamo por la situación humanitaria en Gaza.
