El agua es fundamental para la vida de las plantas: mantiene la estructura de los tejidos, ayuda en la fotosíntesis y transporta nutrientes desde la raíz hasta las hojas. Pero si te pasás o te quedás corto, el resultado es el mismo: la planta se marchita o se pudre.
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El método del dedo: el truco que nunca falla
Los jardineros tienen un secreto que no falla y que podés aplicar en casa sin gastar un peso: el método del dedo.
La clave está en no dejarte engañar por la tierra de arriba, que suele secarse rápido. Lo importante es saber cómo está la humedad en el fondo, donde están las raíces.
¿Cómo se hace? Muy simple:
- Meté el dedo índice en la tierra, unos 7 u 8 centímetros de profundidad.
- Si al sacarlo sentís la tierra húmeda y se pega un poco, no riegues todavía.
- Si el sustrato está seco, suelto y no se adhiere, es momento de regar.
Si no te gusta ensuciarte las manos, podés usar un palito de madera. Lo clavás en la tierra y, al sacarlo, si tiene restos húmedos, la planta todavía tiene agua.
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Factores que influyen en el riego
No todas las plantas necesitan la misma cantidad de agua. Una hortensia pide mucho más riego que un cactus. Además, el tipo de sustrato es clave: los suelos arcillosos retienen más agua, mientras que los arenosos drenan rápido.
La época del año también juega su papel. En verano, con el calor, la evaporación es mayor y las plantas pueden necesitar agua todos los días. En invierno, tal vez solo una vez cada cuatro o cinco días.
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La planta de fácil cuidado y que ayuda a dormir mejor.
Los errores más comunes al regar plantas
- Seguir un calendario fijo: No todas las semanas son iguales. La temperatura, la humedad y la luz cambian todo el tiempo. Mejor chequeá la tierra antes de regar.
- Dejar agua estancada en el plato: Las raíces no soportan estar en contacto permanente con agua. Se asfixian, se pudren y la planta muere.
- Echar solo un poco de agua: Si solo mojás la superficie, las raíces de abajo quedan secas. Hay que regar despacio hasta que el agua salga por los orificios de drenaje.
- Usar agua del grifo sin controlar la temperatura: Si está muy fría o caliente, puede dañar las raíces. Lo ideal es llenar la regadera la noche anterior y dejarla reposar para que tome temperatura ambiente y se evapore parte del cloro.
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El consejo de los expertos
Antes de regar, meté el dedo o un palito en la tierra. Es el truco más simple y efectivo para saber si tu planta realmente necesita agua. Así vas a evitar los errores más comunes y tus plantas te lo van a agradecer con hojas verdes y flores sanas.