Es el tomate cherry. Esta variedad sorprende porque puede crecer en lugares insólitos. Así, cualquiera puede tener su propio huerto en el living, la cocina o hasta en un balcón chico.
Cómo cuidar el tomate cherry
No hace falta ser un experto ni tener jardín: con tierra fértil, riego moderado y un rincón con buena luz, la planta crece rápido y empieza a dar frutos en pocas semanas. Si la temperatura se mantiene entre 18°C y 25°C, la cosecha puede ser continua durante todo el año.
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El secreto para cuidarlo está en la simplicidad. Solo hay que sembrar las semillas a poca profundidad (unos centímetros alcanzan) y mantener el sustrato húmedo, pero sin exceso de agua. En otoño, es clave dejar secar la superficie antes de volver a regar.
Una poda ligera de las ramas laterales ayuda a que la planta concentre energía en los frutos. Y si querés darle un empujón, sumá una cucharada de abono orgánico o compost cada tres semanas.
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Una planta que alegra y sorprende
El tomate cherry demuestra que la jardinería no tiene límites. Ver cómo prospera en un envase reciclado, mientras afuera el otoño pinta todo de ocre, es casi terapéutico.