Aunque parecen iguales, tienen orígenes, sabores y efectos en la salud muy distintos.
A simple vista, muchos las confunden. Pero la manteca y la margarina no son lo mismo, y la diferencia va mucho más allá del envase o el precio en la góndola.
Ambas se usan para untar, cocinar y preparar postres, pero cada una tiene su historia, su sabor y hasta su impacto en la salud.
La manteca es un clásico de la cocina argentina. Se obtiene de la nata de la leche, batiéndola hasta separar la grasa del suero. Por eso, es un producto 100% de origen animal.
LEER MÁS ► La planta que "duerme" de noche y sorprende con su movimiento natural
Su sabor es natural y cremoso, ideal para realzar cualquier receta. Además, aporta vitaminas A, D y E, aunque también tiene un alto contenido de grasas saturadas.
En la cocina, la manteca es la preferida para la repostería y para untar pan, porque se derrite fácil y le da ese toque especial a tortas, galletitas y medialunas.
Por el otro lado, la margarina nació como una alternativa vegetal. Se fabrica a partir de aceites vegetales y, en algunos casos, puede tener una mezcla con grasas animales. Para lograr su textura sólida, pasa por un proceso industrial que incluye aditivos, colorantes y conservantes.
LEER MÁS ► La planta que podés poner en tu balcón y conseguir rico olor para todo tu departamento
El sabor de la margarina suele ser más neutro o con agregados artificiales, y resiste mejor las altas temperaturas. Por eso, es la elegida para freír o saltear.
La manteca, al ser de origen animal, tiene más grasas saturadas, mientras que la margarina, aunque es vegetal, puede contener grasas trans si no es de buena calidad. Por eso, siempre es clave leer las etiquetas y elegir la opción que mejor se adapte a tus necesidades.
En definitiva, aunque parecen iguales, manteca y margarina son dos productos muy distintos. Saber cuál usar en cada receta puede marcar la diferencia en sabor, textura y hasta en tu salud.
Temas
