La niña comunista y el niño guerrillero relata diez historias de infancias nacidas, criadas y exiliadas durante la última dictadura militar argentina. Diez relatos que atraviesa el asesinato, la desaparición y el exterminio del terrorismo de Estado en nuestro país. Estos testimonios son de hijos de militantes populares con relatos cien por ciento reales de Alba Camargo, Alejandra Santucho, Daniela Gómez, Gabriela Gillie, Gastón Mena, Hugo Saidón o Ginzberg, Karina Zárate Manfil, Rolando González Medina, Valeria Silva y la propia María Giuffra.
No te olvides de seguirnos en Google Noticias para mantenerte informado
María Giuffra es una dibujante y artista plástica perteneciente a la agrupación H.I.J.O.S que nos cuenta a través de esta novela gráfica su autobiografía y la de otros nueve relatos. Su oscura experiencia nos relata la historia de su padre, un militante montonero que fue secuestrado por un comando del Ejército el 24 de febrero de 1977 y, gracias al Equipo de Antropología Forense, supo unos pocos detalles de su destino final.
María reconoce en un nota dada al medio de comunicación Canal Abierto que una de las obras que influenció a La niña comunista y el niño guerrillero fue el ganador del premio Pulitzer Maus, una novela gráfica del norteamericano Art Spiegelman la cual nos cuenta las vivencias de su propia familia en un campo de concentración nazi. En este relato, Spiegelman trabaja sobre el testimonio de su padre, lo graba y después lo escribe, contado por su propio autor en Meta Maus obra complementaria de dicha novela gráfica. Giuffra se sorprendió al ver que Spiegelman no cambió el formato de sus dibujos, tal cual lo había hecho ella con su trabajo.
La niña comunista y el niño guerrillero se publicó en el mes de julio de 2021 a través de la editorial Historieteca a partir de una beca del Fondo Nacional de las Artes. Vale la pena aclarar que tiene un antecedente en su propia carrera. Es la serie de pinturas Los niños del proceso, en las que Giuffra reflejó esas realidades pero en formato de cuadros que fueron realizados entre el 2001 y el 2005.
La autora busca la crudeza de los textos que acompañan de manera armónica las transcripciones de los testimonios. El guion es fiel al relato de sus protagonistas: no cambió ni un punto y coma, deseando que quedara un relato en crudo, sin ninguna tipo de corrección. Giuffra afirma: “yo quería lograr eso del testimonio bruto y que quedara así crudo, sin corrección de lo que a ellos le saliera decirme en ese momento”.
Temas