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El colectivo trans se abre camino en el escenario político y hay varias candidatas en las boletas

Las compañeras del movimiento travesti trans pisan fuerte una vez más. Luchan por ocupar los espacios de poder que les fueron negados históricamente. Su visibilidad instala en la agenda pública argentina debates como el cupo laboral trans y los crímenes de odio. Repasamos las que siguen en carrera y las que quedaron atrás.

«Quien no se mueve, no siente las cadenas», decía “Rosita” Luxemburgo. En pleno año electoral, un puñado de mujeres trans le revolearon (una vez más) las cadenas al poder patriarcal argentino. Desde candidatas a diputadas nacionales hasta intendentas de municipios donde habitan tan solo 2500 personas. ¿Podés nombrar a alguna?

Todas ellas han logrado copar la escena política, disputando los lugares de toma de decisión. Entre sus luchas encontramos el cupo laboral y la salud integral trans, los pedidos de justicia por transfemicidios y travesticidios, el efectivo cumplimiento de la ley de identidad de género, las solicitudes de reparaciones históricas por persecución estatal, la garantía del acceso a la educación y el respeto por las infancias travestis trans.

Leer más ► El colectivo trans reclamó al Senado la aprobación del cupo laboral provincial

La expectativa de vida de las personas trans no supera los 40 años. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) registró en la Primera encuesta sobre población trans 2012 que el 83% de las personas encuestadas fueron víctimas de graves actos de violencia y discriminación policial. Y más del 90% ejerce el trabajo sexual sin posibilidad de acceder a un trabajo formal.

La exclusión histórica, el estigma y la discriminación vulneraron a esta población. Pero muchas dicen que lejos están de ser vulnerables y la conquista de las candidaturas 2019 son reflejo de ello.

Una de las históricas que marcó precedente fue la gran Lohana Berkins, cuando allá por el año 2001 abrió el terreno para el ejército de mariposas que vendría a continuación. Asesora de Patricio Echegaray -legislador porteño por el Partido Comunista- se presentó a diputada nacional en ese mismo espacio político. Muchas la consideran la primera travesti en ocupar un cargo estatal.

Ya en 1997 Mariela Muñoz se había postulado como precandidata a intendenta de Quilmes por la lista del Partido Justicialista. Defensora efervescente de la lucha LGBTI en Argentina, Muñoz volvió a apostar por la política en 2003 al ser candidata a diputada provincial por el mismo partido bajo el eslogan “Una mujer diferente”. Siete años más tarde lo intentaría de nuevo, esta vez en el Partido Renovador.

Aunque ninguna logró una banca, demostraron la necesidad de ser protagonistas de sus propias realidades y de las del colectivo. Nadie más hablaría por ellas.

Foto: Bertrand Godiller

Paula Arraigada se calzó la número 10. Literal. Subió seis puestos en relación a la lista de 2017, donde era precandidata a tercera diputada nacional suplente. Ahora ocupa el décimo lugar por el Frente de Todos en CABA. Secretaria de Diversidad del PJ Capital, militante LGBTIQ+ e integrante del movimiento Nadia Echazú. Fue la primera trans en integrar el Parlamento de Mujeres en la Legislatura Porteña.

Arraigada defiende que el número 10 es por ahora un techo, pero que en un futuro no muy lejano podría convertirse en el piso para la participación de sus compañeros y compañeras trans dentro del Congreso Nacional.

Por el Frente de Todos también encontramos a Saira Millaqueo como candidata a concejala en Bahía Blanca. No solo integra el Observatorio de Género y Diversidad Sexual de la UNS sino que fue impulsora de la Ley provincial 15.100 de Identidad de Género en el Deporte. ¿Cómo lo logró? A base de lucha, ya que en la Asociación Bahiense de Hockey no la fichaban como jugadora.

En una punta de Argentina, Sheyla Soto es candidata a diputada suplente por el pueblo de Río Gallego. En el punto geográfico opuesto, Mía Colussi se debate la candidatura a intendenta en Charadai (Chaco) por la UCR. Allí, en su pueblo natal -a 100 kilómetros de Resistencia, donde viven unas 2500 personas- gobierna el Justicialismo desde hace 25 años.

La construcción de la identidad de género no es determinante de capacidades específicas que se puedan tener a la hora de asumir un cargo puntual. Sin embargo, visibilizar las disidencias que se están disputando poderes en estas elecciones 2019 significa apostar por un cambio de paradigma en el escenario político.

La lista de las candidaturas que no llegaron a las generales:

ENTRE RÍOS

TUCUMÁN

RÍO NEGRO

CÓRDOBA

CORRIENTES

Necesitamos más compañeras ocupando estos lugares. Faltan estas discusiones en las mesas de poder. Y, por sobre todas las cosas, falta democratizar los espacios partidarios en alianza con los feminismos, juventudes y, por sobre todas las cosas, con el colectivo LGBTIQ+.

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